Esp. Mónica M. Soto Verchér
Carrera Licenciatura en Enfermería
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad Nacional de San Luis
CAPITULO 3
Conocimiento
personal e Imagen social
¿Qué
es la enfermería para mí y para la sociedad?
|
Patrones de
conocimiento enfermero.
Carper (1978)[1],
estudiando la producción científica publicada en revistas de Enfermería de los
70, reconoció cuatro patrones de conocimiento reflejados en estos escritos y
caracterizó cada uno de ellos en dimensiones y características, definió que el
cuerpo de conocimientos que da soporte a enfermería se manifiesta por patrones,
o sea por medio de formas características de expresión externa e interna que dejan ver la manera como se
piensa sobre un fenómeno. Los patrones no aumentan el conocimiento, más bien
ponen su atención en el significado de conocer y sobre las clases de conocimiento
que son de mayor ayuda para la disciplina de enfermería.
Conocimiento
personal
Según
Bárbara Carper (En Chinn y Kramer, 1999)[2]:
…el conocimiento personal es tal vez el
patrón más importante si enfermería se entiende como un proceso interpersonal
entre el paciente y la enfermera, no cabe duda de la necesidad de que la
enfermera se conciba como un ser terapéutico y, por lo tanto, debe conocerse
interiormente. El uso terapéutico de sí mismo implica una relación en la cual
se requiere conocerse y conocer al paciente porque el ser se crea en relación
con otros.
Es
un proceso dinámico de llegar a convertirse en un ser total. Le da un
significado compartido a la interacción. Implica ser consciente de estar en el
mundo y expresar lo que la persona es, dentro de un contexto cultural. Requiere
conocerse y desarrollarse a sí mismo en libertad para crearse a sí mismo y
tomar decisiones con autonomía. El ser se percibe como un sistema abierto que
pertenece a un sistema social. No se utiliza para justificar la práctica ni
hablar de su credibilidad en términos de conocimiento empírico.
El
conocimiento personal no emana de libros, revistas científicas, conferencias o
discusiones académicas. Se refiere a comprender, a darse cuenta (Benner, 1987)[3].
No
usa el lenguaje discursivo, es conducta, sentimientos. Puede ser tan válido
como el conocimiento científico, como sugiere Edwards (2002)[4],
este patrón requiere conocimiento obtenido a través de la experiencia y la
intuición.
Landeros
(2002)[5]
sostiene que es la aceptación de lo que
es, no de lo que debería ser. Sostiene que cuando se ejerce la profesión, se adquieren experiencias que se van
transformando en un conocimiento aprendido. Este proceso de aprendizaje
profesional refleja ciertos patrones de conocimiento que han sido estudiados
por epistemólogas de Enfermería.
El
patrón de conocimiento personal, valoriza la experiencia humana, la conciencia
de sí mismo, y la apertura a la realización. Junto al patrón de conocimiento
estético fluye a través de la conducta (Chinn y Jacobs-Kramer, 2000)[6]
pero siempre se es desde uno mismo en función de volcar el aprendizaje
experiencial en otros: alumnos o pacientes.
Savina
O. Schoenhofer, desde una mirada del paradigma de la transformación asegura:
…el conocimiento personal es una expresión de
enfermería sobre el cuidado, incluye la experiencia directa, la presencia, el
entrar al mundo propio o de otro con la intención de cuidar, una multitud de datos de percepción
relacionados con el deseo de ser conocido como persona. Estas experiencias
generalmente no se reconocen o son ignoradas.
Se
publica mucho acerca del cuidado a otros pero escasamente se estudia a las
enfermeras en su naturaleza humana y esto lamentablemente incluye a la
formación académica que generalmente excluye la capacitación en el conocimiento
personal de sus docentes, estudiantes y egresados. La gran mayoría de los currículos reafirma la
concepción de que el cuidado enfermero se hace a-para o con otros y tiene poca
relevancia el propio cuidado. En relación con lo anterior se puede decir que un
punto de partida para enseñar a enfermeras/os a cuidar es enseñarles a cuidar
de sí y a asumir que también son personas que necesitan tener conciencia de sí
y autocuidarse, es necesario fortalecer el patrón de conocimiento personal
junto con el conocimiento práctico propuesto por Benner (1984)[7].
El
patrón de conocimiento personal al que aluden autores como Bárbara Carper
(1978) , Peggy Chinn (1995)[8]
y Durán de Villalobos (2002 y 2005)[9]
entre otros, es uno de los menos enseñado en Argentina y es una pena ya que
conociendo este patrón se puede pensar a sí mismo no solo como cuidador sino
como sujeto demandante de cuidado.
Para Durán de Villalobos (1998)[10]
la aplicación del conocimiento personal se traduce en voluntad de aceptar la
ambigüedad, la vaguedad y las discrepancias entre uno mismo y los demás. Estas
aptitudes preparan a la enfermera para afrontar situaciones complejas que
requieren, además del conocimiento científico, el conocimiento intuitivo que
solo puede dar el patrón de conocimiento personal.
Primero se debe experimentar la vivencia para luego ubicar lo
real y lo fantástico y finalmente darse cuenta de quién es uno y cuál es el
sentido de nuestra vida o profesión (Cuadro 3.1).
Para ello María Durán de
Villalobos plantea dos preguntas relacionadas con este patrón de conocimiento:
“¿Cómo
me conozco?
¿Para
o por qué conocerse a sí mismo?”
Estas
cuestiones que rodean a ese patrón son
las que deben relacionarse con cuestiones de los otros tres (empírico o
científico, ético, estético) y los que han surgido después (Lo inexplicable, lo
irreconocible, sociopolítico, práctico).
Seguel
Vásquez (2013) ha desarrollado un taller para personal de salud que lleva al
conocimiento personal. Toma como ejes temáticos cuatro componentes:
Autoconcepto, autoestima, darse cuenta
y autocuidado. Basado en dicho taller, se analizan algunos conceptos centrales
que enriquecen la idea de la importancia de considerar a la enfermera una
persona con requerimiento de apoyo
educativo para el conocimiento personal y el auto-cuidado:
Autoconcepto:
Es el conocimiento de un individuo sobre sí mismo. Es subjetivo, consiste en
percepciones conscientes e inconscientes y actitudes. Es un marco de referencia para afrontar
situaciones y relacionarse con otros. Se construye desde la niñez mediante
experiencias vividas. Es la representación psíquica de un individuo, el “yo”
alrededor del cual se organizan las percepciones y experiencias. (Potter, 2002,
cap.26).
Autoestima:
Es el resultado de una autoevaluación de sí en el mundo interno, externo y en
las fantasías de cada individuo. Es uno de los componentes del autoconcepto
junto con la identidad, la imagen corporal y el rol. Es, además, una sensación
individual de propio valor basada en factores internos y externos. Podría
decirse que muestra la relación entre el ideal de sí y el concepto desarrollado
de sí con otros, cuanto más se acercan entre sí
mayor será la autoestima. (Potter, 2002, cap.26)[11]
“Darse
cuenta”: John Stevens (1996)[12]
explica que es una forma de percepción que nos permite profundizar en el
conocimiento de nosotros mismos y de los demás. Siempre en el presente (Stevens,
1996). Es la toma de conciencia del
estado actual de sí mismo que permite vivenciar los eventos externos e internos
que favorecen un cambio, tiene como fin ajustarse a sí mismo, no a la sociedad,
promoviendo el conocimiento personal. Existen tres formas de darse cuenta:
Exterior, Interior y Fantasía (Cuadro 3.2).
Darse cuenta
de la fantasía –imaginación- (Ver
cuadro 1) a diferencia de los mundos exterior e interior que se ubican en el
presente y en la realidad experimentada por el propio individuo, se ubica más
allá de lo que ocurre en el presente: todo el explicar, imaginar, adivinar,
pensar, planificar, recordar el pasado, anticipar el futuro. Sin embargo dentro
de esta fantasía hay una realidad encubierta. Se puede descubrir más de esta
realidad si se concentra en esa fantasía y al mismo tiempo se toma conciencia
de las sensaciones físicas, percepciones y otras actividades mientras se hace
esto. La idea del pasado es útil algunas veces, pero al mismo tiempo es una
idea, una fantasía que se tiene en el ahora. Tanto la propia idea del futuro
como la propia concepción del pasado se basan en la propia comprensión del
presente. El pasado y el futuro son conjeturas propias acerca de lo que
precedió al momento presente y lo que se presagia que seguirá. Y todo este
adivinar ocurre ahora.
Experimentar
y Ejercitar el “darse cuenta” (Ver
cuadro 1) permite tener otra experiencia de cómo las propias fantasías
mantienen alejado al individuo para expresarse y también se dará más cuenta de
cómo son esas fantasías. Si se puede llegar a dar cuenta realmente de estas
fantasías, puede explorar qué es lo que expresan acerca de sí y luego
comprobarlo. Y realmente puede llegar a darse cuenta de qué es aquello que lo
retiene, entonces tiene la oportunidad de revertir el proceso y de descubrir
cuán bien puede funcionar sin interferencia. La meta de estos ejercicios es
mostrar cómo se puede aumentar el contacto con la realidad exterior e interior
y así disminuir la ocupación con la actividad fantasiosa, que impide contactar
con la propia experiencia presente. La fantasía puede ser útil pero sólo si se
dedica a ella completamente, dándose cuenta e integrando la fantasía con el
vivenciar la realidad en el presente.
Ubicar el darse cuenta
(Ver Cuadro 1) cuando se requieren cambios y se presentan tensiones entre una
parte que quiere cambiar y una parte que se resiste al cambio, de este modo el
precio es conflicto, confusión e incertidumbre. Por lo general, mientras más se
trata de cambiar, peor se torna la propia situación. Para Stevens (1996) es
muchísimo más útil sencillamente tomar más conciencia –dándose cuenta de cómo
está ahora uno mismo.
Los
autores consultados concuerdan en que el autoconcepto y las percepciones de una
persona sobre su salud están íntimamente ligados (Potter, 2002, p.554).
Para
ubicar los tipos de “darse cuenta” y su influencia en el
estado de salud actual Stevens (1996) y Seguel
Vásquez E. (2013)[13]
y Schnake (1995)[14]
sugieren ejercicios que favorecen el darse cuenta, la clarificación de valores, la narrativa de
experiencias personales. Aunque Potter (2002,
Pp. 564-576) sugiere el Proceso de Atención de Enfermería (PAE) para ayudar a
otros, también podría ser aplicado a sí mismo por la enfermera:
- Ejercicios del mundo interior:
prestar atención a lo que expresan los
sentidos fisiológicos externos (vista, olfato, gusto, etc.) y los internos
(calor, dolor, hormigueos, mareos, músculos, huesos, movimiento, etc.), con focalización y a los sentimientos,
actitudes, estados de ánimos, etc. Schnake (1995) une cuerpo y mente de forma gestáltica y
fenomenológica. Propone una modalidad de trabajo a partir del diálogo directo con el cuerpo para que
éste se transparente y comience a develar el porqué de las rabias, el para qué
de las culpas, etc. Es una forma de obtener información relevante sobre sí
mismos. Los ejercicios descubren información emocional importante. Al partir
del cuerpo, el paciente logra acceder a experiencias emocionales que no había
logrado “nombrar”, y de la misma forma logra reconstruir un discurso sobre sí
mismo incorporando experiencias desreguladoras tanto en el plano afectivo como
orgánico y de la salud. Autoexploración y autoobservación buscando el sentido.
Parte de una invitación a mirar el propio cuerpo, para pronto pasar a
vivenciarlo “en primera persona” y dejar de observarlo desde lejos.
Autoconocerse desde la imagen corporal percibida y la que percibimos desde las
conductas de otros influye en la autoestima.
- Ejercicios del
mundo exterior: Proceso de Clarificación de los propios valores (Raths, 1979) tomar conciencia
de los propios valores y para articular mejor el propio punto de vista, como se
ve el mundo, como se interpreta la información confusa y conflictiva. El cambio
de valores implica cambios de actitudes y conductas. Es un proceso de autodescubrimiento que ayuda
a tomar decisiones y conocerse a sí mismos. Incluye tres etapas:
+ Reflexionar sobre las
propias creencias y conductas: Escoger libremente
entre alternativas teniendo en cuenta las consecuencias de cada elección.
+ Asumir la propia
elección: Apreciar y afirmar públicamente la
elección.
+
Actuar según las propias creencias siempre.
-
La narrativa: es reveladora se experimenta como una
epifanía en la medida que descubre la diversidad de
caminos por los que transcurren la vida de las personas y la riqueza de
significados que se generan para comprenderse a sí mismo y comprender el mundo
que les rodea. La investigación biográfico-narrativa ofrece el marco metodológico para adentrarse, a través del relato, en las cuestiones subjetivas y los asuntos vitales que determinan
la existencia de la persona, en el rico universo de significados (sentimientos, deseos, motivaciones o
propósitos), que no pueden ser expresados por medio de definiciones, enunciados
factuales y proposiciones abstractas, propias del razonamiento lógico-formal
(Sabariego, Masot, Dorio, 2004)[15].
-
PAE aplicado a sí mismo. No es frecuente que
académicamente se trabajen temas en primera persona. Algunas incursiones en
este sentido[16] han
permitido advertir que es más difícil de olvidar lo que se aprende desde sí
mismo pues está todo el ser comprometido en el aprendizaje no solo el área
cognitiva. Los alumnos muestran incertidumbre al principio del ejercicio pero a
medida que avanza en el proceso de valoración de sí desaparecen la sensación de
extrañamiento y comienzan conductas de creatividad y satisfacción con la tarea.
Los sujetos que
ejercen la enfermería, deberían darse cuenta que es ineludible tener como
pacientes/sujetos de estudio y maestro a
sí mismos. La enfermera debe conocer/educar/ cuidarse a sí misma con ayuda de
otras de mayor experiencia y con
ejercicios para darse cuenta de situaciones por las que va atravesando en su
camino a la experticia.
Para
profundizar estos temas se sugiere consultar
Soto Verchér, 2010[17].
Concepto de sí mismo
El
concepto que tienen los individuos, la sociedad y la enfermería de sí misma
están determinada por la sensación de quién se es en el mundo: como individuo,
comunidad u ocupación).
Potter[18]
nos dice que: El concepto de sí mismo es
una compleja integración de sentimientos conscientes e inconscientes,
actitudes y percepciones.
Este
concepto constituye un marco de referencia que afecta a la propia imagen, al
comportamiento y a las relaciones con los demás. Es resistente al cambio,
frecuentemente, aunque la enfermería haya experimentado grandes variaciones y
se halla desarrollado de arte del cuidado a profesión del cuidado y ciencia del
cuidado, la enfermería -como sub- sistema del sistema social- y la sociedad
precisan un largo tiempo para que los cambios se incorporen al concepto de sí
mismo como enfermeros, y mucho más para que este cambio sea percibido por la
comunidad en la que están insertas las enfermeras.
Las discrepancias
entre lo que es actualmente la enfermería y el concepto que la sociedad tiene
de ella pueden convertirse en una fuente de tensión o de problemas.
Crisis del concepto
de sí mismos en los estudiantes de enfermería
A
los estudiantes de enfermería, se les presentan dos etapas de tensión y crisis
durante el proceso de socialización educativa por el que atraviesa en su
formación:
La
primera, al ingresar a la carrera de enfermería.
Durante
el primer año percibe que la imagen que tenía de la enfermería (Fig. 3.1 y 3.2) es
diferente a la representación que tiene que construir a partir del proceso de
aprendizaje, que la base sobre la que se motivó la elección de su futura vida
profesional, es una representación cultural y retrógrada con respecto al concepto de la enfermería que recibe de profesores
enfermeros.
La
segunda crisis es al egreso
Cuando
tiene que hacer convivir su percepción técnica y actualizada de la enfermería
con la percepción de la imagen cultural y retrógrada de la enfermería que sigue
teniendo su comunidad.
La
enfermera novata o estudiante de enfermería, debe poseer conocimientos que le
permitan comprender el desarrollo de la enfermería y el concepto de sí, -un
proceso complejo en el cual intervienen numerosas variables- para poder
enfrentar estas crisis.
Poder
superar las fantasías iniciales y darse cuenta que la enfermería es diferente a
lo que se pensaba al comienzo de la formación es el paso necesario para
comenzar a constuir el conocimiento personal del futuro profesional. Esto se
percibe en las representaciones del concepto de sí que puede simbolizar el
alumno de primer año (Figs. 3.1 y 3.2)
Desarrollo del concepto de sí mismo
individual y social
La
capacidad de las personas para pensar y crear conceptos, representaciones,
imágenes, símbolos, cultura les permite comprender su existencia y los
acontecimientos complejos. (Concepto filosófico atribuido a René Descartes [1596-1650]).
Para
desarrollar el concepto de sí mismo se debe desarrollar previamente el
pensamiento. Este va acompañado de acomodaciones del comportamiento. A su vez,
estos tipos de desarrollo están integrados. Simultáneamente a su desarrollo
intrínseco, las personas sufren la influencia extrínseca de la cultura de la
sociedad a la que pertenecen.
Desarrollo del
pensamiento
Leddy
y Pepper[19] dicen
que la mente se considera como la fuente de capacidad que tienen los seres
humanos para aprender.
La
mente demuestra esta capacidad de pensamiento a través de su habilidad para
atender, abstraer, juzgar e inferir. “El
razonamiento (o pensamiento) es el
proceso de pensar las cosas” (Glen, 1947)[20]. Una idea es la representación -o imagen-
de la esencia de una cosa en la mente (Glenn 1947 p. 168). Las personas poseen
la tendencia de expresar sus ideas a través de símbolos como los dibujos
(lenguaje no verbal) o esquemas conceptuales (lenguaje verbal).
Como
es posible que las ideas no estén muy claras en la mente de quien desea
trasmitirlas o en la forma en que se expresa a otra persona existen dos formas
de esclarecerlas: definición y división lógica (Esquema de una idea principal y
varias secundarias)
Piaget
e Inhelder (The psychology of the child,
1969), en su teoría del desarrollo del pensamiento en los niños describe cinco
fases, partiendo desde el lactante reflejo al adolescente con capacidad de
pensamiento abstracto. En cada etapa avanza
a la siguiente, mediante una reestructuración del esquema del pensamiento de la
fase anterior. Para Piaget los esquemas de pensamiento son: Formas organizadas de pensamiento con un
propósito definido y relacionadas con una imagen concreta de una experiencia o
acontecimiento. (Fig-3.4)
El
niño internaliza estos esquemas o acontecimientos y realiza el proceso cognoscitivo de acomodación que consiste en: Desarrollo de nuevos
esquemas a partir de los realizados en la etapa anterior, capaces de hacer frente
a nuevos problemas.
Desarrollo
del comportamiento
Erikson
(Childhood and society, 1963) se
interesaba en el desarrollo de los comportamientos o conductas sico-sociales: Mediante el refuerzo social y cultural, el
individuo pasa toda su vida aprendiendo la relevancia, las connotaciones
culturales y la significación emocional de los conceptos. Este autor pone
de manifiesto la influencia de la sociedad y del entorno sobre el desarrollo
del concepto de sí mismo. Una persona que no desarrolló un sentido de la
confianza durante su infancia, puede tener problemas sico- sociales en etapas
posteriores. (Fig. 3.4).
La
preocupación por la sociedad y su influencia en el comportamiento de las
personas no es nuevo, Giambatista Vico, filósofo napolitano (1688-1744) autor
de Principios de una nueva ciencia en
torno de la naturaleza común de las naciones, propuso la idea -muy osada
para su época- de un desarrollo o evolución de la sociedad. La humanidad, decía, atravesó en su historia, tres etapas, que
corresponden a las etapas de la vida del hombre: infancia, adolescencia y
adultez (Fig. 3.5). A pesar de estar inserto en una sociedad feudal, por
primera vez habló de una evolución de la sociedad hacia la democracia.
Ejercicio 3.2 Definir y completar esquemas
Complete
la Fig.3.4 con ideas secundarias.
Influencia
de género en la cultura y en enfermería
Diez
Jorge y Mirón Pérez (2004)[21]
definen género como: Construcción
social y cultural que se articula a partir de las definiciones de lo masculino
y lo femenino y que analiza las relaciones conflictivas de poder tanto entre
hombres y mujeres como en la sociedad en su conjunto.
Esta
perspectiva ha hecho cambiar muchas concepciones históricas. No sólo nos puede
preocupar la investigación dentro de un mundo académico sino que la historia es
un compromiso social y político. Por ejemplo, difícilmente se puede hablar de
una democracia griega cuando las mujeres no podían participar en ninguno de los
centros de decisión de la comunidad. La asociación de cuidados de enfermería y
mujer no es fortuita ni arbitraria ya que, sin duda, esta construcción social
en la que simbólicamente se asocian las ideas de cuidado y mujer, responde
tanto a prácticas femeninas como a roles asignados a las mujeres dentro de las
sociedades.
a.
Lee el texto hasta el ejercicio
siguiente.
b.
Busca el significado de palabras en negritas y haz un glosario.
c.
Escribe las ideas que le vayan apareciendo
como respuesta a la pregunta. (Técnica de Torbellino o lluvia de ideas).
d.
Responde con fundamento. (Técnica de
pensamiento crítico).
Glosario
Innato:
Mandato
social:
Fuentes:
|
Lluvia de ideas
|
El rol
de las mujeres se ha centrado en su fertilidad. Estas afirmaciones pueden
llevar a preguntarnos:
¿Las
mujeres son consideradas cuidadoras innatas,
o son cuidadoras por mandato social?
¨ Innato
porque……
¨ Mandato
social porque….
¨ Ambos porque
…
¨ Ninguno
porque….
|
La
respuesta a ambas cuestiones es clara: no hay un determinismo biológico en favor del cuidado. La actitud
favorable de las mujeres al cuidado, por su propia función de género no hace que el cuidar esté presente en
ellas.
La
participación habitual de las mujeres en los conflictos bélicos por ejemplo, se
hizo en el pasado desde su propio campo de género donde fueron reclutadas para
trabajos de guerra como enfermeras (Fig. 3.6). En este sentido, las guerras,
por lo general, tuvieron un carácter extremadamente conservador en lo que se
refiere a las relaciones de género. Antes que demostrar la capacidad de las
mujeres, la guerra revive los mitos de la mujer caritativa y consoladora.
Esta
idea de cuidado relacionada con género se aprecia claramente en el mundo
simbólico al fijarse imágenes y estereotipos.
Y es que el arte es ante todo una instancia de creatividad y de placer, pero
también es una forma de conocimiento en tanto que elabora imágenes y
reflexiones del entorno. En este sentido el arte participa activamente en los
procesos de socialización. La iconografía
que a lo largo de la historia se ha creado para representar el cuidado es muy
amplia y variada. La publicidad es una forma moderna de creatividad
iconográfica.
Simbología
de la historia en enfermería
La simbología es el estudio de los símbolos o el conjunto de éstos. Un símbolo, por otra
parte, es la representación sensorial de una idea que guarda un vínculo convencional y arbitrario
con su objeto.
Existen
símbolos asociados a la enfermería, arquetipos
construidos por herencia cultural de los cuales, en general, se desconoce su
origen.
En
el capítulo 2 vimos el origen histórico de algunos de estos estereotipos que
pueblan el mundo simbólico de la enfermería (Maidana y Malbarez)[22].
El
análisis del repertorio de la simbología del cuidado nos descubre que el
discurso de la mujer cuidadora no es algo cerrado y estático sino que, por el
contrario, está lleno de dinamismo. Son imágenes que forman arte de las
percepciones y construcciones sociales y que responden tanto a unas prácticas
femeninas como a roles asignados a las mujeres dentro de las sociedades. (Fig.
3.8 y Cuadro 3.1)
Cuadro 3.1: Orígenes de Símbolos de
enfermería
Cuando las
mujeres asumen el rol de género masculino someten a otros.
Un
ejemplo es el de la primera médica recibida en Argentina Cecilia Grierson (Molina, 1973, P.102) (1859-1934) ya
médica, poco tiempo después de visitar la Escuela de Nightingale en Londres
(1899), asumió con las enfermeras un rol de género masculino, rol que no podía
sostener con sus colegas médicos, pues estos la aislaban por pretender serlo,
ya que esa profesión les era negada a las mujeres en su época por considerarla
típicamente masculina.
Al
referirse a la preparación de las enfermeras planteaba su idea de la enfermería
subordinada a la del médico en un paralelismo con lo militar:
En
todo ejército el soldado recibe una instrucción distinta de la del jefe u
oficial porque su papel es
diferente. Sin educación especial nada podría hacerse en una guerra ni se
ganarían muchas batallas. Lo mismo sucede en el ejército con el que se batalla
por la conservación de la vida y el mejoramiento del individuo y la raza. En el cuerpo médico de los países
latinos todos somos jefes y oficiales y hemos descuidado la educación de enfermeras
que son el soldado verdadero sin el cual no se pueden librar acciones contra la
muerte y sin cuya cooperación no se pueden sostener batallas.
Hoy estos conceptos de Grierson acerca de las
características necesarias que debe reunir una enfermera, más que halagar,
eriza la piel de espanto. Fundamentando lo dicho con un análisis crítico de
“su” idea respecto de lo que es una enfermera y lo que necesita aprender. No se
trata en manera alguna de una crítica a la médica que fue víctima del
pensamiento de la sociedad en la que le tocó vivir, de hecho, Nightingale misma
sostenía la subordinación al hombre (médico) de la mujer que cuida (enfermera),
consideraba a la medicina una profesión
y a la enfermería un arte al que podían aspirar las mujeres de su época.
Recuérdese
que la época que les tocó vivir a ambas
se denominó época victoriana
debido a la reina de Gran Bretaña e Irlanda y Emperatriz de la India, Victoria
I (1819-1901) que apoyó la política conservadora y el colonialismo su reinado
estuvo caracterizado por la institucionalización de una convencionalidad moral.
La mujer estaba presa de las costumbres y normas establecidas como correctas.
El
análisis intenta orientar al estudiante respecto de cómo han evolucionado en la
actualidad esas ideas.
Crítica
a la idea de Grierson:
En todo ejército…
Enfermería es una profesión liberal por lo que no se maneja con la lógica
militar de autoridad vertical. Los acuerdos se logran por consenso no por
subordinación a otra profesión.
…el soldado… la enfermera no está subordinada al médico. Hoy es imprescindible
que la enfermera piense y trabaje en un plano de igualdad con el médico u otros
profesionales y asuma responsabilidades en relación al grado académico
alcanzado.
…recibe una instrucción distinta… Instrucción difiere del aprendizaje
por considerar al que aprende sujeto pasivo. Respecto a que la educación en
enfermería es distinta, es correcto, pues se necesitan conocimientos diferentes
y especiales para cuidar (enfermera) que para curar (médico). En este punto la
intuición, aunque primitiva era correcta. Posiblemente por influencia de la
escuela Nightingale con la que tuvo contacto.
…distinta de la del jefe u oficial… Termino con el que se ubica en un
nivel de clase superior, con poder, que piensa y da órdenes a seres inferiores
(liderazgo vertical). Hoy las enfermeras reciben sugerencias de otros
profesionales y ellas a su vez sugieren a otros profesionales. Cada uno asume
el liderazgo sobre la base de los conocimientos que se requieran en cada caso (liderazgo horizontal).
…porque su
papel es diferente… En
este sentido está en lo correcto: médico y enfermera cumplen diferentes roles.
Grierson tenía un concepto de sí misma como médico en una alta autoestima, en
cambio algunas de las enfermeras de aquella época, como algunas de la
actualidad tienen una muy baja autoestima por sí mismas. Esto hace que tampoco
hagan que su profesión tenga una alta autoestima.
Lo mismo sucede
en el ejército con el que se batalla por la
conservación de la vida… A la enfermería, hoy, más que conservar
la vida, le interesa que las personas puedan vivirla plenamente.
…y el mejoramiento del individuo y la raza… La enfermería no es soberbia, tiene
una actitud de respeto, reverencia y
aceptación ontológica del ser humano. Recuérdese que este pensamiento, o
“excusa” la usaron los nazis
para justificar la matanza de personas diferentes a su raza.
En el cuerpo médico de los países latinos todos
somos jefes y oficiales…Los miembros de la medicina se sienten
identificados entre sí, tienen sentido de pertenencia a su grupo y esta es una
de las bases de su poder sobre las demás profesiones.
…y hemos descuidado la educación de
enfermeras que son el soldado verdadero sin el cual no se pueden librar
acciones contra la muerte…Cuando analicemos más adelante la historia de las
escuelas de enfermería de la Cruz Roja Argentina comprobaremos, a través del
discurso de Lozano y Howard, que el interés de los médicos en la formación de
enfermeras estaba directamente relacionado con la búsqueda de mano de obra
barata y fácil de manipular para que realizase las tareas menores,
desagradables y repetitivas de atención de enfermos que les quitaba tiempo para
ejercer su poder en otros ámbitos. Se puede descifrar de estas últimas palabras el significado del poder que realmente tiene la
enfermería para las personas, las instituciones de salud y la sociedad. Este
poder para que el sistema sanitario funcione y sea efectivo necesita de un cuerpo de enfermería identificado
con su función y su misión en la sociedad, asumiendo un papel diferente al del
médico y especial para personas sanas, enfermas, por nacer o aún muertas.
La
cuestión cultural y las jerarquías de género en enfermería
En
el pasado y de forma bastante generalizada, a los hombres se les han asignado
los ámbitos de decisión pública, la política, la caza y la guerra; y a las
mujeres, el espacio interior, el hogar, el templo, el monasterio, el hospital.
El rol adjudicado a la mujer fue la administración y atención de los miembros
de esos ámbitos, mientras que los hombres institucionalizaban
los mismos para sí.
La
función fundamental de la mujer fue la reproducción de las tareas domésticas como mantener el fuego
encendido, la siembra y recolección, el cuidado de individuos familias o
comunidades y aún de imperios o culturas desarrolladas mediante los ritos de
fecundidad de la tierra.
En
estas sociedades patriarcales, los papeles separados y complementarios no se
relacionan desde la igualdad, sino desde la jerarquía de género.
La
clave fundamental para entender la cuestión ideológica de la identidad de género es la
consideración de los hombres como seres-para-sí, es decir, individuos con plena
capacidad de decisión, dueños de sí mismos y de los bienes materiales y
simbólicos, con sus propios intereses y deseos, creadores de cultura. En cambio, las mujeres
han sido conceptualizadas, a partir de la apropiación de sus cuerpos y su sexualidad, como seres-para-otros, en tanto no tienen entidad en sí mismas,
sino en cuanto a sus vínculos con los otros, fundamentalmente varones que
tienen dominio sobre ellas, y en tanto trabajan, sienten y piensan para otros.
Estas conceptualizaciones se relacionan con el papel maternal de las mujeres y la ética del cuidado.
Asimismo, las mujeres debían actuar para otros a través de los hombres. Al
pensamiento hebreo y griego debemos la concepción, tan arraigada en Occidente,
de que las mujeres eran elementos pasivos,
vinculados a la estabilidad, los hombres activos, caracterizados por la
movilidad. De ahí que la capacidad de acción, y en especial de acción pública,
recayese en los hombres libres. Las mujeres eran los elementos pasivos sobre
los que recaían las consecuencias de las acciones de los hombres, o como mucho,
podían actuar a través de ellos.
A
las mujeres se les ha sólido educar en la
dulzura, la debilidad, la compasión y la obediencia. En las sociedades tradicionales patriarcales,
las mujeres constituyen por sí mismas
mediaciones, en el sentido de estar alguien en medio de otros y en el de ser
elementos y agentes que enlazan unos hombres y unas familias con otros. En
efecto, las mujeres son utilizadas como bienes intercambiables entre el padre
de la novia y el esposo, sirviendo de puente entre ambas familias. Justamente,
su papel esencial como reproductoras ha hecho que se resalten como cualidades
ideales de las mujeres la paciencia, el cuidado, la compasión, la empatía hacia
los más débiles, etc.
Asimismo,
las mujeres pueden actuar como mediadoras
sociales, es decir, convirtiéndose en agentes de regulación de conflictos
sociales. En este sentido, las mujeres, en especial de las elites gobernantes,
pueden ejercer sobre el resto de la comunidad una práctica extendida de su
papel maternal, ampliando a ésta su función de cuidadoras y educadoras. A
menudo a las mujeres se presentan como la cara
amable del poder, como madres de la comunidad, contraponiendo el carácter
poderoso/paternal (y guerrero) del dirigente. Prácticas como la beneficencia o la caridad, que suelen
estar ligadas a mujeres, aunque no exclusivamente, favorecen a los sectores más
débiles (niños huérfanos o pobres, ancianos, enfermos, presos, muchachas
descarriadas y personas sin apoyos familiares), aliviando las tensiones sociales, aunque evidentemente también
contribuye a asentar las jerarquías sociales, justificando el poder de las
elites a la vez con la fuerza y la bondad.
Un
ejemplo de estas mujeres ha movilizado la vida pública organizándose para
proteger las vidas de sus hijos. Las Madres y posteriormente las Abuelas de la
Plaza de Mayo se movilizaron activamente y de forma pacífica en contra de la
dictadura argentina, en un principio con el único objetivo la devolución de sus
hijos y luego de sus nietos, víctimas de la violencia política.
El
sexismo en enfermería
Las
pautas culturales de la sociedad donde la enfermería ejerce sus
competencias a veces están impregnadas
de sexismo. El sexismo asigna
papeles de género, diferentes y jerárquicos según el sexo, que justifica en
supuestas características innatas a uno u otro sexo, situando a los varones en
posición de superioridad o dominio sobre las mujeres. Esto conlleva la
exaltación de funciones y características más extremas de cada sexo: fortaleza,
valentía y valores guerreros masculinos; debilidad, ternura y maternidad
femeninas. Por tanto, los niños son formados en los valores dominantes, en
especial competitividad y agresividad, al tiempo que se inhibe en ellos
cualidades como la ternura o la sensibilidad, que se consideran más propios de
mujeres. En segundo lugar, el sexismo asimila el sexo considerado superior a lo
genérico humano, con lo que el modelo dominante del varón se hace equivalente
al modelo esencial de ser humano. Por tanto, se considera «lo otro», inferior e
incluso invisible, lo que no responde a este modelo: mujeres, pero también
varones sensibles y pacíficos, o los excluidos
del acceso al poder. Por tanto, se visualiza más lo relacionado con lo
masculino dominante, silenciando la aportación de las mujeres y haciendo más
patente y atractivo el uso de la fuerza para resolver los conflictos.
Violencia
de género que puede vivir o percibir la enfermera
Está
en la base de toda una serie de expresiones de violencia de género:
Estructural. Limitación
a la libertad personal y la capacidad adquisitiva de las mujeres, por ejemplo, socializándolas en el rol tradicional,
que las aparta de los centros de poder, o las conduce a una elección sexista de
profesión en actividades menos valoradas socialmente y económicamente menos
ventajosas.
Institucional. Legislaciones
que legitiman la discriminación
y la falta de libertad de las mujeres.
Directa: Malos
tratos conyugales, acoso y abuso sexual, mutilaciones genéticas, modelos
estéticos agresivos con el cuerpo de las mujeres.
De
entre las expresiones de violencia de género cabe destacar la resistencia a la
igualdad, es decir, a la incorporación de las mujeres a ámbitos y actividades
tradicionalmente considerados masculinos; el desigual uso del tiempo (doble
jornada de las mujeres); victimización de las mujeres en conflictos políticos y
culturales (violaciones de guerra, refugiadas, discriminación en el reparto de
recursos alimenticios en favor de los combatientes, persistencia y reactivación
de costumbres fundamentalistas, etc.); feminización de la pobreza. Antiguamente
las mujeres obtenían puntuación insuficiente en las medidas de madurez
desarrolladas por teóricos masculinos. En la actualidad se piensa que las
diferencias no reflejan deficiencia, sino valores diferentes a los de los
hombres.
Carol
Gilligan[23] y
algunos teóricos del desarrollo han comenzado a pensar que el desarrollo moral -que
influye sobre el modo de tomar decisiones- quizá sea diferente entre hombres y
mujeres.
Varios
autores[24]
coinciden en afirmar que en la cultura occidental las mujeres pueden mostrar
una completa gama de emociones y se les
enseña a apreciar las relaciones y a ocuparse de los demás. Por el contrario a
los varones se les permite un estrecho rango de emocionalidad y se les enseña a
exhibir liderazgo, a ser
agresivos y a “realizarse”.
En
nuestra cultura, las mujeres se socializan de modo que valoran la atención y
asistencia como la forma de desarrollo más elevada, mientras que para los
varones se trata de la justicia y la imparcialidad (Chaney J., 1993)[25].
Tipos de cuidados en la historia de la Enfermería
Marie
Francoise Colliére (1993)[26]
alude a la diferencia que ha presentado el cuidado de enfermería en la
historia, según el género:
Los
cuidados proporcionados por hombres... surgidos originalmente de la caza, de la
guerra y del mantenimiento del orden social, nacen, se desarrollan, se
multiplican y crean instituciones que les son propias (órdenes religioso-
militares, lazaretos, asilos, hospitales de campaña, etc.). Es imprescindible
estudiarlos como tales y analizar su influencia, sin por ello confundirlos con
el cuidado suministrado por las mujeres, ni asimilar estos últimos a los proporcionados
por hombres, hasta el punto de ejercer una acción determinante sobre la
evolución de los cuidados.
La
autora sostiene que la asimilación
de las prácticas desarrolladas por mujeres sanadoras se tradujo en distintas etapas
y formas de identificación con
enfermería que coinciden con el proceso histórico, donde se encuentran muchos
símbolos del presente, divididos en cuatro etapas: la doméstica, la vocacional,
la técnica, la profesional.
1.
Doméstica. Identificación
con la mujer primitiva y antigua. Desde los tiempos más antiguos hasta la edad
media. Su función es el relacionado con la fecundidad (madre primitiva,
matronas, etc.) y modelados por la herencia cultural de la mujer que auxilia
el cuerpo, considerado templo del alma (ej. diaconisa.).
2.
Vocacional.
Identificación
con la mujer religiosa desde la edad media hasta finales del siglo XIX. El
cuerpo en esta época fue considerado como fuente de pecado, prohibiéndose las
prácticas relacionadas con la fecundidad y del cuerpo fueron prohibidas en las sociedades
sometidas al poder eclesiástico. Solo puede ser objeto de cuidados el cuerpo
enfermo y abandonado. El rol está prescrito (anulado) por las reglas
conventuales que dictan las conductas de la mujer consagrada. Al desposeer
progresivamente a la mujer de todo lo propio de su función de cuidar, ya que
esto quedaba a cargo de las mujeres excluidas de la sociedad (consideradas
brujas y condenadas por la inquisición).
3.
Técnica.
Identificación
con la mujer auxiliar del médico. A
partir del siglo XVII el campo de la medicina se amplia y se busca delegar
actividades, así la enfermera se transforma en un instrumento más que usa el
médico en sus funciones. La entrena, la vigila, le extrae información de los
pacientes que le sirve a él. No se le inculcaba ni permitía la iniciativa
propia, recibía órdenes y las cumplía sin razonar.
4.
Profesional. Nueva
concepción de la enfermería del cuidado como elemento distintivo propio de la
disciplina desde siglo XX. Se incorporan dimensiones como la formación
sistemática, la asociación de pares, la autonomía y la autorregulación.
Si
revisamos el desarrollo histórico de la enfermería desde la antigüedad hasta el
siglo XVIII, incluso en la biografía de Teresa María Molina, nacida a
principios del siglo XX, se evidencia que el desarrollo de la enfermería
estrechamente ligado al desarrollo del concepto de la mujer y de la influencia
social y cultural respecto de lo que las distintas sociedades y culturas
pensaban que la mujer era: una subespecie del hombre con características que la
ubicaban en relación con el desarrollo
cognoscitivo, en una escala inferior al hombre. Por otro lado, la aceptación de
las mujeres de este mandato, establecía desigualdad en las manifestaciones o
conductas de Poder (mando, dominio,
autoridad, supremacía) relacionadas con el Saber
(conocer, entender, discernir).
La
madre primitiva cuidaba a su familia y clan, preservaba la calidad de vida de
las personas a su cargo, es decir el poder- para- otros, el hombre en cambio cazaba, guerreaba, tenía
en sus manos la supervivencia de la especie. Esto le otorgaba un poder
relacionado con la dominación de los que dependían de su comportamiento para
subsistir. Cuando el hombre reflexiona sobre el poder de la hechicera, toma
dicho poder- para- sí y se convierte en el brujo, chaman, sumo
sacerdote, monarca, etc.
Así
(por ejemplo, en las Hermanas de la Caridad creadas por San Vicente de Paul o
las Diaconisas del Kaiserswerth creadas por el Pastor Fliedner) el que organiza
y marca los temas y formas de educar y reglas que deben cumplir las postulantes
es el hombre. Las actividades manuales que no requieren el uso del desarrollo
del pensamiento abstracto, quedan en manos de las mujeres. Estas son,
preferiblemente, seleccionadas de entre las clases sociales más humildes y de
la periferia de la sociedad (aldeanas, expresidiarias, prostitutas) y
solitarias respecto de figuras masculinas (viejas, viudas, vírgenes).
Estaban
subordinadas y debían obedecer a los hombres, dueños del acceso al Saber y por lo tanto al Poder. Grandes
obstáculos encontraron estos hombres en las mujeres aristocráticas o con una
formación avanzada para el general de su época -Damas de la caridad, Elizabeth
Fry, Nightingale-, de quienes tomaron ideas para la organización de sus
instituciones.
Aspectos del concepto de sí mismo
Los
aspectos que forman el concepto de sí mismo, ya se trate de una persona
(enfermera) o un grupo de personas (enfermería), son imagen corporal, autoestima, roles,
identidad. Pueden considerarse por
separado, pero se manifiestan interrelacionados entre sí.
Cuadro 3.2 Aspectos del concepto de sí
mismo.
Como
se presenta en la introducción, la sociedad, personificada por los estudiantes
que ingresan a la carrera de enfermería (Fig. 3.9), sigue manteniendo una imagen tradicional: Una enfermera es una
mujer que realiza tareas manuales, en silencio, subordinada al hombre (médico),
lleva en su cabeza una cofia, se viste de blanco; y en algunas oportunidades,
tiene una cruz roja estampada en la cofia o el brazo. Concordando los símbolos
de la mujer primitiva, la religiosa y la auxiliar del médico que enunciara
Colliere (1993) en una sola representación de cada estudiante.
La
imagen tradicional que tiene la sociedad respecto de las enfermeras dista mucho
de parecerse a la imagen ideal
planteada en la universidad. Esto produce conflictos
y crisis de identidad en el estudiante de enfermería y en los egresados que
se pueden resolver al comprender que:
-
La sociedad necesita más tiempo que los
individuos para realizar lo que Piaget denominaba el proceso de acomodación a
nuevos esquemas de pensamiento respecto de qué es la enfermería.
-
El refuerzo social y cultural, respecto de la
relevancia, las connotaciones culturales y la significación emocional de los
conceptos implicados en la imagen (Erikson), no siempre están en armonía con
los cambios operados en un subgrupo perteneciente a esta sociedad. Es decir,
que lo que significa y lo valioso del cuidado de enfermería para la sociedad,
no siempre es el mismo significado y valor que para las enfermeras
-
Comprender que al mismo tiempo que son
parte del problema, son también parte de la solución. Los estudiantes y
enfermeros deben ayudar a la comunidad a estrechar las distancias entre la
imagen tradicional de la sociedad y la imagen ideal que tienen las enfermeras.
-
Comprender los cambios operados en la
historia de la enfermería en el marco de sus sociedades, respecto de la imagen
real, la identidad, el rol y la autoestima de las mismas enfermeras.
Si
revisamos la evolución histórica de la enfermería vemos la significación de símbolos
diacríticos como trabajo manual, silencio/ subordinación, cofia, blanco, cruz
roja.
Una
mujer que realiza actividades manuales
en silencio, subordinada al hombre, quien posee el conocimiento y permiso
divino para enseñárselo como establece la primera carta a su discípulo Timoteo
(2, 8-15) refuerza esta imagen de la mujer refiriéndose específicamente a la
actitud esperable de la mujer cristiana:
Quiero
que los hombres oren levantando sus manos puras... De la misma manera, que las
mujeres se presenten con vestido decoroso, con recato, no con cabellos rizados,
(ni) oro... como corresponde a mujeres que hacen profesión de piedad, con obras
buenas... La mujer déjese instruir en silencio con toda sumisión. No tolero que la mujer enseñe, ni que se tome
autoridad sobre el marido... Pues Adán fue formado el primero, luego Eva. Y no
fue Adán quien se dejó engañar sino Eva, que seducida incurrió en la
transgresión. Se salvará, sin embargo, por medio de la maternidad, si persevera
con sabiduría en la fe, la caridad y la santidad.”
Ejercicio 3.4 Análisis de género respecto del conocimiento
y la palabra.
a. Lea la cita
bíblica anterior, subraye las características exigidas a la mujer.
b. Observe atentamente la figura que muestra a
San Vicente de Paul, Luisa de Merillac y Hermanas de la Caridad. Describa haciendo hincapié en los detalles.
c. Compare lo leído hasta aquí y escriba las
conclusiones a las que Ud. llegó.
Conclusiones
|
La sociedad patriarcal propone el rol de la mujer en un
nivel inferior y una actitud sumisa con respecto al hombre. La subordinación al
hombre, de quien debe provenir el conocimiento y la palabra (símbolo del poder
que da el conocimiento), pues se considera que él es imagen y gloria de Dios.
El silencio fue impuesto históricamente a las enfermeras
desde el disciplinamiento social de la mujer en la antigüedad y la disciplina impuesta desde lo
religioso y militar de la edad media a la enfermería a tal punto que en la
década de 1940 era raro no encontrar la imagen de una enfermera con el dedo
índice en los labios, invitando a los visitantes a imitarla. En un sanatorio
céntrico de San Luis, cerca del comedor universitario, en la sala de espera se
observa un bajorrelieve con la enfermera invitando a ser imitada, símbolo del
silencio, en la sala de espera
principal.
La enfermera es heredera del silencio impuesto
culturalmente a la mujer y de la culpa del pecado original. También la
referencia a la menor inteligencia de la mujer que la deja “caer” fácilmente en
el engaño y que solo será digna si es obediente, silenciosa, subordinada, que
repita lo que le enseña el hombre y sea buena con los otros. En fin, el mandato de las
sociedades patriarcales es Que la mujer (enfermera) no piense, por lo
tanto que no hable y mucho menos escriba lo que piensa, que se limite a hacer
para los otros.
Téngase en cuenta que el nuevo
evangelio es escrito por los hombres. De María Magdalena, hoy revisada en la
historia y reconocida como otra discípula de Cristo, María la madre que cuidó
de su vida no pública y la Verónica, única que brinda cuidados durante la
agonía de la pasión de Cristo, el nuevo testamento guarda silencio. No solo se
ha callado por siglos, la posibilidad de hablar a la mujer, sino que también se
han silenciado sus manifestaciones, como es el cuidado que cura.
¿Cuál
es el poder que posee la mujer, que ha atemorizado durante tanto tiempo a los
hombres de las sociedades patriarcales, hasta el punto de dominarlas,
someterlas, silenciarlas, ocultarlas?
|
La
respuesta a esta pregunta permitirá comprender los símbolos, imágenes
significantes que poseen la sociedad y
demás profesiones- sobre todo las simbolizadas con el género masculino como la
medicina- que se relacionan con la enfermería (profesión simbolizada socialmente
con el género femenino).
Recordemos lo que dice Colliere
al respecto:
Con el
ocultamiento y silenciamiento del conocimiento acerca del cuidado, las mujeres
no solo perdieron todo lo referente a su saber y su práctica; todo un
patrimonio de la humanidad tiende a desaparecer y a no ser reconocido como
fundamental, como vital.
Símbolo Cofia,
velo, toca
Una mujer que cubre su cabeza con un
paño de diversas formas y dimensiones.
Velo en
el diccionario tiene un triple significado:
1)
Prenda
con que las mujeres se cubren la cabeza.
2)
Manto con el que cubren la cabeza y la
parte superior del cuerpo las religiosas.
3)
Lo que impide ver, descubrir, pensar con
claridad.
La cofia de las enfermeras ha
tenido a lo largo de la historia los tres significados mencionados
anteriormente (Fig. 3.12). El mismo
significado de silencio y subordinación pero en este caso no solo hay un
intento de acallar la palabra, también la mirada, el conocimiento y el
razonamiento de la mujer sanadora.
En
la carta de Pablo[27]
en el año 57 a los ciudadanos de Corinto (Grecia) muestra el significado que
tenía en la antigüedad el velo de las
mujeres:
...
y conserváis las tradiciones tal
cual os la trasmití. Quiero, pues que sepáis que la cabeza de todo hombre es
Cristo; “la cabeza” de toda mujer, el hombre, y la cabeza de Cristo,
Dios. “Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza (lugar donde se realiza el
pensamiento) cubierta, deshonra su cabeza (Cristo). Y toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta
deshonra su cabeza (hombre)... Si, pues, una mujer no lleva velo, que se
rape... El hombre no debe cubrir la cabeza pues es imagen y gloria de Dios...
la mujer fue creada para el hombre. Por eso la mujer debe llevar en la
cabeza una señal de sujeción (subordinación al hombre)”...
La tendencia actual, a partir de
la incorporación de hombres en la enfermería, va reemplazando el uso de cofia
por el de la identificación en el uniforme (Fig. 3.13). Pero la significación
social del símbolo de la cofia de la enfermera (imagen tradicional), como
símbolo de la identidad y el rol social de una mujer que no tiene
conocimientos, ni piensa con claridad y recibe órdenes (en comparación con la imagen tradicional del
médico) sigue vigente en la sociedad actual.
Símbolo del color blanco
Los sentidos permiten
al ser humano captar los fenómenos del mundo que lo rodea. El color es la
impresión producida al incidir en la retina los rayos luminosos difundidos o
reflejados por los cuerpos. El color no es más que una percepción en el órgano
visual del observador (De Corso) [28]. El color
influye sobre el espíritu y el cuerpo, sobre el carácter y el ánimo e incluso
sobre los actos de nuestra vida; el cambio de un esquema de color afecta
simultáneamente a nuestro temperamento y en consecuencia a nuestro comportamiento.
Cada color ejerce sobre la persona que lo observa una
triple acción.
-
Impresiona al
que lo percibe, por cuanto que el color se ve y llama su atención.
-
Tiene capacidad
de expresión, ya que cada color, expresa un significado y provoca una reacción
y una emoción.
-
Construye,
porque todo color posee un significado propio, y adquiere el valor de un
símbolo, capaz de comunicar una idea.
Una aplicación literal de la teoría podría llevarnos a la
conclusión de que el color produce una
experiencia esencialmente emocional, mientras que la forma corresponde al
control intelectual.
¿Qué puede ofrecer a la ciencia
del color la perspectiva semiótica con relación a las perspectivas física,
fisiológica y psicológica? La semiótica, como disciplina que está en la base de
todos los sistemas cognitivos biológicos, humanos y no humanos, engloba y
provee el marco epistemológico adecuado para todas las otras perspectivas.
Si consideramos el color como signo, estamos incluyendo todos los
aspectos. El color puede funcionar como signo para un fenómeno físico, para un
mecanismo fisiológico o para una asociación psicológica.
El signo, según la
concepción de Charles S. Peirce es algo que está por alguna otra cosa y que es
entendido o tiene algún significado para alguien. Un signo sirve para
representar o sustituir a algo que no está presente para algún sistema que sea
capaz de interpretar tal sustitución. Charles Morris, utilizando esta
concepción triádica del signo, ha planteado tres niveles o dimensiones de la
semiosis: sintáctica, semántica y pragmática:
(1) la dimensión sintáctica,
donde se consideran las relaciones de los signos entre sí;
(2) la dimensión semántica, donde se consideran las
relaciones de los signos con los objetos denotados -donde los signos son
considerados en su capacidad para representar o significar otras cosas-, para
transmitir información o conceptos que están más allá de los signos en sí mismos. Aquí se exploran las relaciones entre
los colores y los objetos que ellos pueden representar, los códigos y
asociaciones establecidos mediante colores, y las maneras en que los
significados del color cambian según el contexto de aparición y con relación a
factores humanos tales como cultura, edad, sexo, etc.
(3) la dimensión pragmática, donde se consideran las relaciones de los
signos con los intérpretes.También han sido investigados algunos aspectos de la
dimensión pragmática del color. En este caso se toman en cuenta las relaciones
que existen entre los signos y sus intérpretes o usuarios. Las reglas por las
cuales los colores son utilizados como signos, el funcionamiento del color en el ambiente
cultural, los efectos psicológicos del
color y su contribución al bienestar humano, y la influencia del color en la
conducta.
La
expresión de los colores desde el punto de vista psicológico. Parece haber
general acuerdo sobre el hecho de que
cada uno de los colores posee una expresión especifica. Las descripciones de
Goethe de los colores constituyen todavía la mejor fuente. La apariencia de un
color depende grandemente de su contexto en el espacio y en el tiempo.
Realce de
la Personalidad. Con la misma finalidad de realzar su personalidad, ya sea por el poder
personal o por la fuerza del grupo, aun hoy se utilizan los uniformes de
diversos colores.
El Color de los Vestidos
El blanco:
Se dice que "el hábito no
hace al monje"... pero lo ayuda. Para numerosas comunidades religiosas, el
color de los uniformes es simbólico. El blanco es asociado a salud. El uniforme blanco y la cofia blanca, a veces
ribeteada de azul marcando el grado académico alcanzado, remembranza de grados
militares. Para los pacientes es importante discriminar la competencia, función
y responsabilidad sobre su salud que tienen las personas que se le acercan,
generalmente el uniforme o su ausencia, tiene un significado especial para
ellos.
El rojo (asociado a la forma de
cruz):
Como
vimos, tiene su origen en las Cruzadas (Edad Media) y los seglares y religiosos
cristianos consagrados al cuidado de los necesitados en época de desastres naturales
y provocados por hombres, pero tuvo su apogeo a partir de la creación de la
Cruz Roja Internacional por Henri Dunant en el siglo XIX.
En
el cuadro 3.3 se resumen los significados atribuidos a estos dos colores.
La cruz roja asociada a enfermería.
Para los romanos era símbolo de patíbulo
o aparato de sacrificio o suplicio destinado a producir la muerte lenta por
asfixia a los reos, que servía de escarmiento público. Consta de un eje
vertical más largo que el travesaño en cambio la cruz griega adoptada por la
Cruz Roja Internacional es de brazos iguales que se corta en su punto medio.
El cristianismo adoptó la cruz
romana por el suplicio y muerte de Jesús
en la cruz, ésta pasó a ser insignia y símbolo del cristianismo, y distintivo
de muchas órdenes religiosas, militares y civiles.
Cruz Roja Internacional
En el siglo XIX es creada por el
comerciante Henri Dunant (1828-1910)
en Ginebra (Suiza 1863[29])
y diseminada a todo el mundo. Este comerciante Suizo tuvo sus precursores en
famosas mujeres y enfermeras que habían realizado tareas similares como:
-
Claire
Bartón
(1821-1913) enfermera de la Guerra Civil
norteamericana en 1861.
-
Harriet
Beecher Stowe
(1811- 1896) escritora calvinista estadounidense que propuso la libertad de los
esclavos negros en su obra “La cabaña del Tío Tom” (1851).
-
Elizabeth Fry. Enfermera
cuáquera inglesa que trabajo por la reinserción social de los presidiarios.
-
Florence
Nightingale
(1820-1910) Enfermera inglesa heroína de la Guerra de Crimea (1854) y
organizadora del Sistema sanitario militar en su país al finalizar la guerra.
-
Guillaume Henri Dufour (1787-1875)
Militar suizo condecorado con la Cruz de la Legión de Honor por Napoleón.
Creador de la bandera suiza (1831) representada por una cruz griega blanca
sobre un campo rojo. Fue uno de los 5 primeros miembros de la Cruz Roja. Además
de Dunant los otros integrantes eran un político influyente y dos médicos. No
hubo enfermeras en ese comité.
En
tiempos de paz se crearon servicios de ambulancias, hospitales y escuelas de samaritanas
inspiradas en las creadas por Florence
Nightingale.
La participación de la Cruz Roja en
tiempos de guerra y paz apareció en todas las noticias, películas, revistas,
diarios y folletines de la época en noticias de alto impacto social, como son
los conflictos bélicos. Era sinónimo de sanidad militar. Su símbolo hacía
sugerencia de socorro y atención a las víctimas de violencia, injusticia,
dolor, desprotección, necesidad, realizando una impronta simbólica asociada a
la enfermería en el imaginario social.
Cruz Roja Argentina
En
Argentina, había en 1880 (presidente Avellaneda 1874-1880) una sección de la Cruz Roja española creada
en 1874 que funcionaba en la Sociedad Española de Beneficencia. Allí el médico
Pedro Roberts que presidía la Asociación Médica Bonaerense propone aunar
esfuerzos con otros ciudadanos que habían convocado a una sesión popular en el
Club Español para crear la Sección Argentina,
ante la inminente guerra civil que se presentaba en el país. Quedando
formado el Congreso Supremo el 10 de junio de 1880, presidido por Robert y
compuesto por 25 hombres, la mayoría
médicos. Como presidente Honorario se nombró al sanjuanino médico higienista y
político famoso por su participación en la epidemia de cólera (1867-68) y de
fiebre amarilla (1871) Guillermo Rawson. El estandarte y brazal fueron
unificados con el de Sanidad Militar y usadas en la guerra civil que estalló 20
días después de crearse la Cruz Roja Argentina. La participación de sus
voluntarios quedó plasmada en una editorial del diario “La Prensa”.
Cecilia Grierson (1859-1934)[30]
y la Gruz Roja Argentina
Ejerció como maestra en Entre
Ríos y Buenos Aires y como dice el autor “cayó
bajo la mirada del Director Nacional de Escuelas (Ministro de Educación)
que era Domingo F. Sarmiento. No dejó nunca la carrera docente, ni cuando
cursaba medicina. A pesar de ser la primera mujer médica argentina (1889) solo
pudo ejercer la docencia médica ad honorem, cuando se decidió que fuera
rentado, se nombró a un hombre en su lugar. Murió bastante pobre. A su regreso
de la III Conferencia Internacional de la Cruz Roja el delegado de la Sección Argentina de Cruz Roja
Argentina, presentó un extenso informe respecto de las Escuelas de Samaritanas que derivaban de las creadas por Nightingale.
Grierson, estudiante de medicina aún, funda bajo la influencia de este informe,
la primera Escuela de Enfermeras de América del Sur en 1886 en el Círculo
Médico Argentino.
Trabajó
en estrecha relación con la entidad dando cursos de primeros auxilios a mujeres
y escribió un tratado de actuación en accidentes. Organizó el servicio de
ambulancias de la Asistencia Pública y dotarlas de las campanas de alarma
(predecesoras de las sirenas) que hasta entonces solo usaban los bomberos. Fue
directora de hogares de enfermeras.
Actividad
docente de la Cruz Roja en Argentina
Luego de la primera guerra
Mundial se desarrollaron numerosas
actividades de formación de recurso humano
como Escuelas de Enfermería profesional, auxiliares sanitarios,
socorristas e higienistas.
1920.
El Consejo Supremo autoriza a Guillermina
Oliveira Cézar de Wilde (Fig.3.16),
entonces presidenta Comité Central de Damas, a instalar Escuelas de Enfermeras. Fundándola en el barrio de Belgrano,
siendo directoras en estas, y en las que se fundaran en el futuro, señoras de
sociedad dedicadas a la caridad y profesores médicos quienes elaboraban el plan
de estudios de las enfermeras. Al iniciarse seguían los modelos europeos y
norteamericanos pero al no haber peligro bélico se adaptó a las necesidades
locales y se prefirió formar pocas profesionales pero de muy buena calidad.
Guillermina
Oliveira Cézar de Wilde. Durante la presidencia de Juárez Celman(1886-1890) se casa a los 15 años con el médico
higienista y escritor Eduardo Wilde de 45 años.
En 1913 queda viuda en Bruselas y
comienza a trabajar para la Cruz Roja siendo condecorada por Francia por su
desempeño en la primera Guerra Mundial. Forma parte del Consejo Supremo del
Cuerpo de Enfermeras francesas. A su regreso propició la creación de del Comité
de damas de la Cruz Roja, fundó la
escuela de enfermeras de la institución, fue miembro de la Sociedad de
Beneficencia, y de la Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas (germen
de la futura Federación Argentina de Enfermería). Murió en 1936.
1923. Se
crean Cursos de auxiliares sanitarios
que eran no profesionales con
conocimientos básicos de primeros auxilios medicina preventiva e higiene.
“Penetración
Social usando a las enfermeras” de la Cruz Roja en Argentina
Poco
tiempo después, médicos (Howard y
Lozano) delegados por Argentina a la Conferencia Panamericana de la Cruz Roja
sostuvieron que era menester fundar escuelas para producir la penetración
social, para dar a las mujeres que siguieran sus cursos los conocimientos
necesarios para atender bien a enfermos, siendo a la vez escuelas de
solidaridad y de propagandistas de la obra de la Cruz Roja. Llamándolas
Samaritanas, válido entonces para toda América.
1928. Escuela de
Samaritanas.
Bajo la dirección de uno de los médicos (Howard) que propuso la idea. Se
fundaron además en Santiago del Estero, San Juan y Mendoza. Internacionalmente
no se aceptó el término bíblico de samaritana llamándolas auxiliares de enfermeras.
Solo de la escuela porteña egresan en 1931,
70 samaritanas y se inscriben 120 aspirantes. Los estudios requerían un año de formación no
profesional (como auxiliares sanitarios) al principio sobre primeros auxilios,
cuidados de enfermos y heridos, puericultura, higiene y anatomía y fisiología.
Luego se aumentó a dos años, recibiéndose de enfermeras profesionales. Con
habilitación para trabajar en instituciones sanitarias. Aumentando después a
tres años.
Howard y
Lozano estaban en lo cierto al sostener que el uso de las mujeres enfermeras
como chivos de propaganda de la Cruz Roja lograría penetración social.
La
sociedad conoce este símbolo donde quiera que aparezca. Pero, en lugar de
significar filantropía, asistencia de sanidad militar, objetivo motor que
inspirara a sus fundadores en Suiza y Argentina, el símbolo se relaciona a
enfermería y a ésta la carga de las características filantrópicas y de
sacrificio que la alejan del concepto de profesión.
Los
esfuerzos teñidos de “filantropía (viveza) criolla” de algunos médicos de
principio de siglo XX (que desconocían el plan revolucionario de Nightingale en
la formación de mujeres enfermeras), por las evidencias mencionadas
anteriormente, estuvieron orientados a conseguir propaganda gratis realizada
por las mujeres (mano de obra barata) en las escuelas que dirigieron.
Si las
mujeres se dedicaban, mediante una
instrucción básica, a tareas manuales o prácticas, que en otras épocas
realizaban ellos (cuidado de los enfermos), les dejaban tiempo libre para el
pensamiento científico y manejo de lo abstracto: puente para obtener el poder
intelectual, social y político de la sociedad. Las mujeres enfermeras eran
mantenidas así, en lo que Piaget denominaba etapa del pensamiento operativo
concreto, esperable en un niño de 7 a 10 años. Creando una relación de
dominación médica y sometimiento enfermero basado en la minoridad intelectual,
sobre todo con los auxiliares de enfermería, que mantiene la enfermería hasta nuestros días. Se repetía la historia
del género en enfermería (Paul, Friedner Roberts, Rawson, Wilde, Lozano,
Howard, Gardella). Ellos se quedaron con la fama, las enfermeras con la cruz .
La Cruz Roja en San Luis[31]
En
1887 se funda la Filial San Luis por el Ingeniero Rafael Lacón. En 1947,
estando presente el gobernador Ricardo Ortiz y Monseñor Di Pascuo se crea la
Escuela de Samaritanas (Auxiliares de Enfermería) y Enfermeras de la Cruz Roja
San Luis bajo la dirección del Dr. Alberto Gardella. Todos los cargos eran ad
honorem (Dr. Barbeito, Kaimes, Spadaro y Logando) y funcionaba en un local de
la calle 9 de julio al 800 entre Rivadavia y Colón (cede del actual Partido
Radical). Las prácticas se realizaban en el hospital de Caridad (Falucho y
Junín) donde todas las mujeres de la época, aprendían en forma empírica de los
médicos y las Hermanas del Rosario y alternaban prácticas de mucama y
enfermera, ganando sueldo de mucamas. Duraba
3 años. Tuvo 5 enfermeras y 2 samaritanas egresadas y luego de 5 años fue
cerrada por razones económicas según relato del Dr. Gardella.
La carrera de enfermería en San Luis, duraba tres años y el
título de Enfermera de la Cruz Roja Argentina, era otorgado por el Ministerio
de Defensa de la Nación[1].
[1] ARAHSL-1-4-02512 Enfermeras en Acto Patrio. Archivo
Fotográfico de José La Vía. Archivo
Histórico de la Provincia de San Luis. Gobierno de la provincia de San
Luis. http://www.archivohistorico.sanluis.gov.ar/AHAsp/Paginas/Foto.asp?FotoId=2299&Tipo=7&Page=1&Criterio=enfermeras
Esta
conducta sigue apareciendo en la actualidad, creando conflictos en el personal
de enfermería con la llegada de un nuevo “universitario”. Pero estas última
solo son especulaciones, se carece de más información respecto de la vivencia
de las 7 únicas egresadas de la escuela de la Cruz Roja en San Luis. Como en
toda la historia revisada, los que han escrito han sido los varones no
enfermeros, y ellos quienes han organizado y dirigido los destinos de la
enfermería.
La
formación sistemática técnica o del oficio (auxiliar) se retrasaría casi veinte
años con la llegada de Lucia Guanca, la primera enfermera profesional a fines
de los años 60.
Recién
en 1982 comenzaría la formación técnica (enfermera) en la Universidad Católica.
Reflexión
La socialización en la enfermería
profesional implica un aprendizaje de conocimientos, habilidades y una
identidad adecuada a funciones específicas que no siempre coincide con la
imagen tradicional que la sociedad tiene de la enfermería.
La mayoría de los estudiantes
tiene una orientación al servicio a enfermos basada en las imágenes
tradicionales, símbolos y significados adjudicados a estos en la historia.
Por el contrario la imagen ideal
dada durante la formación define
1) A los usuarios de cuidados como persona sana y la conservación de su
salud.
2) Ve la relación entre enfermera
y usuario como terapéutica y analítica.
3) Enfoca las habilidades de
manejo de procedimientos e instrumentos desde la perspectiva de principios de
conocimiento que guían la acción.
4) Emplea métodos de razonamiento
crítico y patrones de conocimiento enfermero para manejar en forma creativa el
conocimiento relacionado con las demandas de los usuarios.
4) Acepta
la responsabilidad de las decisiones y acciones relativas al cuidado del
paciente.
El
proceso de socialización implica cambios de conocimientos, actitudes, valores y
habilidades. Esto produce conflictos y fuertes reacciones emocionales.
El estudiante se encontrará con
seis etapas en la fase de socialización educativa
1.
De
inocencia inicial: los estudiantes tienen una imagen de lo que
esperan llegar a ser y de la forma que deben comportarse, pero las experiencias
educativas difieren de sus expectativas. Por ej. Creen que van a poner
inyecciones a enfermos y se encuentran con clases de historia de la enfermería
acerca del cuidado de personas con necesidades en distintas culturas.
2.
Identificación
con otros estudiantes: comparten su sensación de
incongruencia entre imágenes tradicionales y expectativas de la universidad. Crisis: Aquí se plantean si
siguen o abandonan. Si siguen, pasan a la etapa 3. (Programa, reglamentos, cronograma, guías de estudio)
3.
Identifican
las conductas que se esperan de ellos y muestra por “intuición” su
aptitud para la profesión de enfermería. (Trabajos prácticos de aula)
4.
Inicia
la práctica de comportamientos esperados a través de la
simulación de funciones. (Parciales, trabajos prácticos de laboratorio). Con el
tiempo estas conductas pasan a ser parte del sujeto, pero pueden presentarse
sentimientos de “estar jugando” y no
ser “auténtico con uno mismo”. Crisis:
pueden dar como resultado sentimientos de culpa y confusión.
5.
Creciente
identificación con modelos profesionales progresistas Los estudiantes
dudan entre comprometerse con comportamientos que reflejan la imagen ideal
nueva, o seguir pegados a la imagen tradicional que tiene la sociedad más
parecida a la enfermería de la edad media. Se espera que la creciente
identificación con modelos profesionales progresistas, la creciente habilidad
para manejar lenguaje especializado den como resultado el reforzamiento de la
nueva imagen profesional, (Prácticas de campo).
6.
Internalización
estable del modelo profesional y educativo aceptado.
La
resocialización del egresado escapa a los objetivos de este trabajo, pero si el
estudiante desea saber qué le espera puede consultar el Cap. 3 Págs.43 y 44 de
LEDDY-PEPPER Bases conceptuales de la
enfermería profesional.
Todo
lo expuesto en el presente capítulo pretende dar al estudiante elementos para
emitir juicios críticos y fundados acerca de los acontecimientos que han llevado
al distanciamiento entre la imagen tradicional que tiene la sociedad y la
imagen ideal de lo que debe ser un profesional de enfermería propuesto en el
proceso de socialización educativa o plan de estudios de la carrera.
Se han considerado los aspectos
que operan en la construcción del concepto o imagen de uno mismo Imagen,
Autoestima, Rol, Identidad, ya se
trate de uno como persona, como profesional o como parte de la sociedad.
Se dieron conceptos relacionados
con el saber y el poder, la autonomía y la dependencia, la organización y la
subordinación, la iniciativa y la obediencia, el ser- para sí y el ser- para-
otro, los estereotipos culturales que determinan roles femeninos o masculinos
que operan y son fuente de tensiones en enfermería.
Se analizaron los significados de
los símbolos diacríticos de la imagen tradicional a fin de comprender como
operan los cambios (Por azar, espontáneos, de desarrollo, planificado) en la
sociedad a través del tiempo. Estos significados operan desde el exterior de la
enfermería, y lo que es peor, a veces influyen desde su interior,
internalizando comportamientos tradicionales cercanos a un rol relacionado a
género, sumiso, neutro, obediente, acrítico, dependiente, infantil, invisible,
preestablecido y reforzado con premios y castigos al que intenta actitudes más
progresistas. Este rol es dependiente y construye la identidad de un ser oprimido.
La enfermera competente no debe tener
sexo, comprendiendo a éste en el sentido
cultural de las características atribuidas al género. Debe poseer conocimientos, valores y habilidades para ayudar a las
personas a comprender su situación de salud y poder “empoderarlas” para que
desarrollen conductas que les permita desarrollarse plenamente.
Como podemos apreciar en esta primera parte de
la definición de la enfermería quedan evidenciadas características femeninas
del cuidado, pero además un profesional de enfermería debe tener capacidad para
investigar, tomar decisiones, organizar, administrar, asesorar, dirigir y
controlar los recursos, personas, entornos que contribuyan a un cuidado de
enfermería exitoso. Y esto como hemos visto en el presente capítulo, son
funciones tradicionalmente atribuidas al género masculino.
La imposibilidad de revelarse en
contra del grupo que ejerce poder y control (médicos) conduce a un ”sindrome de
agresión sumisa” “ entre quienes tienen menos autoridad, lo cual da por
resultado una “violencia horizontal” manifestada por conflictos con colegas,
resistencia al cambio y “odio a su propia especie”, deseo de ser como el
opresor y comportamiento rígido en lugar de un liderazgo desde las bases.
Si las enfermeras logran
identificarse con la imagen actual de la enfermería podrán identificarse con
sus colegas y establecer alianzas que les sirva de mutuo apoyo ante las
instituciones que las empleará en el futuro para evitar la sumisión y opresión
laboral. Solo la enfermería le dará el poder que necesitan las enfermeras.
El poder de la enfermería esta
en:
a.
El conocimiento de sí misma, de los
otros y de la realidad social en la que vive.
b.
La voluntad de no aceptar un rol
secundario en los cambios que necesita su profesión y su sociedad.
c.
La asunción de la responsabilidad sobre
lo que le es propio y el rechazo por asumir responsabilidades de otros
profesionales.
d.
La diferenciación de otras profesiones y
creación una identidad independiente y visible.
e.
El liderazgo en el cambio de:
·
La imagen tradicional que tiene la
sociedad de la enfermera.
·
No permitir que otras profesiones
invadan campos de práctica de enfermería.
·
El control de la educación y la práctica
por las colegas .
·
Búsqueda de autorregulación y Autonomía
profesional.
Recordemos
al centauro Quirón (Cap. 2) que poseía la resistencia de las bestias, el
razonamiento y sabiduría de los hombres y el sentido del bien de los dioses.
Ejercicio 3.5
Lectura recomendada
Fuente: http://www.siicsalud.com
Cita
según APA: Jinks,
A y Bradley, E (2004) Los
estereotipos de la enfermera a lo largo de la historia. Nurse
Education Today 24(2):121-127 Feb 2004 Blackheath
Lane, Reino Unido. http://www.elistas.net/lista/enfermeriajw/archivo/indice/2861/msg/2876/
Las autoras del artículo exponen con elocuencia la procedencia y los efectos que los estereotipos tienen en esta profesión. De forma amena relatan el origen histórico de los mismos, y plantean las necesidades de modificar la asociación de género que esta profesión tiene, a fin de evitar la discriminación de los trabajadores.
Las autoras del artículo exponen con elocuencia la procedencia y los efectos que los estereotipos tienen en esta profesión. De forma amena relatan el origen histórico de los mismos, y plantean las necesidades de modificar la asociación de género que esta profesión tiene, a fin de evitar la discriminación de los trabajadores.
El estudio que comentamos a continuación,
examina los cambios en las actitudes relacionadas con el sexo y los
estereotipos de enfermería en los estudiantes de esta carrera.
Los orígenes de los estereotipos
de la enfermera como ángeles, sirvientas, caballitos de batalla o doncellas,
pueden rastrearse desde la segunda mitad del siglo XIX. En ese tiempo la base
del poder del cuidado de la salud yacía en el dominio masculino de la profesión
médica. En aquel entonces se gestó el estereotipo de "las sirvientas de
los doctores", el cual representaba la división del trabajo, poder e
influencia basada en diferencias sexuales. La representación de Florence
Nightingale como "la dama de la lámpara", un paradigma de dulzura y
compasión a través de sus actos acordes a sus creencias cristianas, también
sirvió para reforzar los viejos estereotipos de las enfermeras como
"ángeles" o "madonnas". Algunos creen que Florence
directamente construyó este estereotipo. De todas formas, para el público
general, esto se ha traducido en una asociación de la enfermería como una
actividad vocacional al estilo "monja religiosa", y quienes la
desempeñan no tienen intereses en actividades recreativas o en la familia. De
forma similar, el estilo "sirvienta" surgió de una actitud social
sobre lo que se consideraban roles apropiados según el sexo. En particular se
consideraba que era una profesión que estaba al servicio del hombre médico.
Los estereotipos más modernos como el de "caballito de batalla" o "doncella", se asocian con esquemas e imágenes mediáticas y cambios en la sociedad. Por ejemplo en 1987 se llevó a cabo un estudio observacional sobre los programas televisivos norteamericanos que presentaban a las enfermeras con alguno de estos dos estereotipos. Muchos programas las presentaban como los "caballitos de batalla", pero muchos otros también las ponían como "doncellas", esto a su vez está interconectado con ciertos estereotipos femeninos.
Los estereotipos más modernos como el de "caballito de batalla" o "doncella", se asocian con esquemas e imágenes mediáticas y cambios en la sociedad. Por ejemplo en 1987 se llevó a cabo un estudio observacional sobre los programas televisivos norteamericanos que presentaban a las enfermeras con alguno de estos dos estereotipos. Muchos programas las presentaban como los "caballitos de batalla", pero muchos otros también las ponían como "doncellas", esto a su vez está interconectado con ciertos estereotipos femeninos.
Dentro de esta línea de trabajo,
también es importante destacar los uniformes de las enfermeras, los cuales en
el pasado han perpetuado el aspecto femenino del papel, más que buscar un
atuendo práctico acorde a la actividad.
El presente artículo expone un
estudio desarrollado entre los nuevos estudiantes de enfermería, que investigó
cuáles eran sus actitudes frente a los estereotipos, y trató de destacar los
cambios en las actitudes de los mismos.
Evidentemente el tema de los
estereotipos y las consideraciones sexuales respecto del aspecto femenino del
cuidado de la salud está un poco fuera de moda. El objetivo original del
estudio era desarrollar estrategias educativas y curriculares que desterraran
los estereotipos sexuales dado que no otorgan una imagen correcta a las
enfermeras y a la enfermería en general. Los resultados indican que ciertos
modelos despectivos no tienen repercusión entre los estudiantes, pero sin
embargo, algunos modelos muy arraigados aún tienen efecto.
Es por eso que los docentes y los
encargados de preparar las currículas de los estudios de enfermería, deben
tener en cuenta que los contenidos no pueden seguir ningún estereotipo
relacionado al sexo del estudiante. Ya que habitualmente este tipo de modelos
ejerce un efecto discriminatorio en el profesional.
Por último las autoras indican
que es muy importante que la percepción general del público sea que la
profesión de enfermero es una profesión que requiere una gran habilidad y
entrenamiento. Los mismos profesionales del sector deben avocarse a reforzar
esta imagen a fin de eliminar los prejuicios que se gestan en el imaginario
popular.
a.
Luego de terminar de leer esta
reflexión vuelva nuevamente a leer el capítulo.
b.
Revise la resolución de ejercicios.
c.
Escriba dudas para preguntar en clase.
d.
Extraiga ideas que al autor se le han
pasado por alto y Ud. considere relevantes. Escriba el número de página si
extrae un texto de este capítulo.
(Técnica
de refuerzo del Aprendizaje)
|
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Dudas
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Texto
del Autor
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Pág.
|
Idea
suya
|
Pág.
|
Fundamento
|
Pág.
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Conteste una de las siguientes preguntas y
fundamente
¿Qué
factores que han mantenido a la enfermería en un rol secundario respecto de
los médicos en los ámbitos de salud?
¿Qué
factores se relacionan con enfermeras identificadas con la imagen del médico
en lugar de con otra enfermera?
¿Qué
debe hacer la enfermera moderna para cambiar la imagen tradicional que la
sociedad tiene de ella?
Agregue
su pregunta y respóndala con el apunte.
|
Portfolio: Presente
al profesor responsable todos los
ejercicios del capítulo con Portada Idem cap. 2.
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Nursing Science.
1(1):13-24.
[2] Chinn PL, Kramer M. (1999) Theory
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[3] Benner P, Tanner C. (1987) Clinical
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[5] Landeros Olvera E. A. (2002). Identificación
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[6] Chinn PL, Kramer M. (1999) Theory
and Nursing: Integrater Knowledge Development. 5th ed. Saint Louis: Mosby.
[7] Benner P. (1984). Form novice to
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Alligood y Ann Marriner-Tomey. (1999). Modelos y teorías en enfermería. 6ª ed. Harcourt-Brace. Madrid.
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[18] Potter, P. A. Y Perry, A. G. Fundamentos de Enfermería. Teoría y
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[19] Leddy S. Y Pepper J. M. (1989). Bases conceptuales de la enfermería
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[21] Díez Jorge M. E. y Mirón
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[22] Maidana, S. M. Y Malvarez, S. Apuntes
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[25] Chaney J. (1993) Sex
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[27] I Corintios 11, 2-16. La Biblia. Nuevo testamento.
[28] De Corso L. (¿?) Color, arquitectura y estados de ánimo. Cátedra:
Política de desarrollo y Soberanía Nacional. Arq. Palomeque. Facultad de
Arquitectura, Universidad de Morón. www.geocities.com/broadway/orchestra/2595/colarq.rtf
[29] Libro del centenario de la Cruz Roja Argentina 1880-1980. Cruz Roja
Argentina. Ed. La prensa. Buenos Aires 1981.
[30] Grierson estudió medicina pues estaba vista mejor socialmente en su
época fue preferible para ella luchar contra el sexismo que contra el prejuicio
social hacia las enfermeras. Fue una enfermera dentro del cuerpo de una médica.
[31] Soto Verchér, M. M. Trabajos
Prácticos sobre Historia de la Enfermería de San Luis. Asignatura
Enfermería. Carrera Enfermería Universitaria. Universidad Nacional de San Luis
2003.
Masilla, L. J., Calle, S. L., Guzzo, A. G. Y Marfil, N. B.: Filántropos.
De Batista A. S., Di Menza, L. Y Garraza, M. B.: Formación de enfermeras
no universitarias.
Rodriguez Trujillo, P.: Formación empírica.
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