CAP.3. TESELACIONES Historia y Fundamentos de Enfermería. 3a.ed. (Libro en Edición 2014)

Autor-Compilador
Esp. Mónica M. Soto Verchér

Carrera Licenciatura en Enfermería
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad Nacional de San Luis
CAPITULO 3


Conocimiento personal e Imagen social



¿Qué es la enfermería para mí y para la sociedad?

Patrones de conocimiento enfermero.
Carper (1978)[1], estudiando la producción científica publicada en revistas de Enfermería de los 70, reconoció cuatro patrones de conocimiento reflejados en estos escritos y caracterizó cada uno de ellos en dimensiones y características, definió que el cuerpo de conocimientos que da soporte a enfermería se manifiesta por patrones, o sea por medio de formas características de expresión externa e  interna que dejan ver la manera como se piensa sobre un fenómeno. Los patrones no aumentan el conocimiento, más bien ponen su atención en el significado de conocer y sobre las clases de conocimiento que son de mayor ayuda para la disciplina de enfermería.

Conocimiento personal
Según Bárbara Carper (En Chinn y Kramer, 1999)[2]:
el conocimiento personal es tal vez el patrón más importante si enfermería se entiende como un proceso interpersonal entre el paciente y la enfermera, no cabe duda de la necesidad de que la enfermera se conciba como un ser terapéutico y, por lo tanto, debe conocerse interiormente. El uso terapéutico de sí mismo implica una relación en la cual se requiere conocerse y conocer al paciente porque el ser se crea en relación con otros.
Es un proceso dinámico de llegar a convertirse en un ser total. Le da un significado compartido a la interacción. Implica ser consciente de estar en el mundo y expresar lo que la persona es, dentro de un contexto cultural. Requiere conocerse y desarrollarse a sí mismo en libertad para crearse a sí mismo y tomar decisiones con autonomía. El ser se percibe como un sistema abierto que pertenece a un sistema social. No se utiliza para justificar la práctica ni hablar de su credibilidad en términos de conocimiento empírico.
El conocimiento personal no emana de libros, revistas científicas, conferencias o discusiones académicas. Se refiere a comprender, a darse cuenta (Benner, 1987)[3].
No usa el lenguaje discursivo, es conducta, sentimientos. Puede ser tan válido como el conocimiento científico, como sugiere Edwards (2002)[4], este patrón requiere conocimiento obtenido a través de la experiencia y la intuición.
Landeros (2002)[5] sostiene que es la aceptación de lo que es, no de lo que debería ser. Sostiene que cuando se ejerce la profesión, se adquieren experiencias que se van transformando en un conocimiento aprendido. Este proceso de aprendizaje profesional refleja ciertos patrones de conocimiento que han sido estudiados por epistemólogas de Enfermería.
El patrón de conocimiento personal, valoriza la experiencia humana, la conciencia de sí mismo, y la apertura a la realización. Junto al patrón de conocimiento estético fluye a través de la conducta (Chinn y Jacobs-Kramer, 2000)[6] pero siempre se es desde uno mismo en función de volcar el aprendizaje experiencial en otros: alumnos o pacientes.
Savina O. Schoenhofer, desde una mirada del paradigma de la transformación asegura:
el conocimiento personal es una expresión de enfermería sobre el cuidado, incluye la experiencia directa, la presencia, el entrar al mundo propio o de otro con la intención de cuidar, una multitud de datos de percepción relacionados con el deseo de ser conocido como persona. Estas experiencias generalmente no se reconocen o son ignoradas.
Se publica mucho acerca del cuidado a otros pero escasamente se estudia a las enfermeras en su naturaleza humana y esto lamentablemente incluye a la formación académica que generalmente excluye la capacitación en el conocimiento personal de sus docentes, estudiantes y egresados.  La gran mayoría de los currículos reafirma la concepción de que el cuidado enfermero se hace a-para o con otros y tiene poca relevancia el propio cuidado. En relación con lo anterior se puede decir que un punto de partida para enseñar a enfermeras/os a cuidar es enseñarles a cuidar de sí y a asumir que también son personas que necesitan tener conciencia de sí y autocuidarse, es necesario fortalecer el patrón de conocimiento personal junto con el conocimiento práctico propuesto por Benner (1984)[7].

El patrón de conocimiento personal al que aluden autores como Bárbara Carper (1978) ,  Peggy Chinn (1995)[8] y Durán de Villalobos (2002 y 2005)[9] entre otros, es uno de los menos enseñado en Argentina y es una pena ya que conociendo este patrón se puede pensar a sí mismo no solo como cuidador sino como sujeto demandante de cuidado.
Para Durán de Villalobos (1998)[10] la aplicación del conocimiento personal se traduce en voluntad de aceptar la ambigüedad, la vaguedad y las discrepancias entre uno mismo y los demás. Estas aptitudes preparan a la enfermera para afrontar situaciones complejas que requieren, además del conocimiento científico, el conocimiento intuitivo que solo puede dar el patrón de conocimiento personal.
Primero se debe experimentar la vivencia para luego ubicar lo real y lo fantástico y finalmente darse cuenta de quién es uno y cuál es el sentido de nuestra vida o profesión (Cuadro 3.1).


Para ello María Durán de Villalobos plantea dos preguntas relacionadas con este patrón de conocimiento:
“¿Cómo me conozco?
¿Para o por qué conocerse a sí mismo?”
Estas cuestiones que rodean a ese patrón  son las que deben relacionarse con cuestiones de los otros tres (empírico o científico, ético, estético) y los que han surgido después (Lo inexplicable, lo irreconocible, sociopolítico, práctico).
Seguel Vásquez (2013)  ha desarrollado un  taller para personal de salud que lleva al conocimiento personal. Toma como ejes temáticos cuatro componentes: Autoconcepto, autoestima, darse cuenta y autocuidado. Basado en dicho taller, se analizan algunos conceptos centrales que enriquecen la idea de la importancia de considerar a la enfermera una persona  con requerimiento de apoyo educativo para el conocimiento personal y el auto-cuidado:
Autoconcepto: Es el conocimiento de un individuo sobre sí mismo. Es subjetivo, consiste en percepciones conscientes e inconscientes y actitudes.  Es un marco de referencia para afrontar situaciones y relacionarse con otros. Se construye desde la niñez mediante experiencias vividas. Es la representación psíquica de un individuo, el “yo” alrededor del cual se organizan las percepciones y experiencias. (Potter, 2002, cap.26).
Autoestima: Es el resultado de una autoevaluación de sí en el mundo interno, externo y en las fantasías de cada individuo. Es uno de los componentes del autoconcepto junto con la identidad, la imagen corporal y el rol. Es, además, una sensación individual de propio valor basada en factores internos y externos. Podría decirse que muestra la relación entre el ideal de sí y el concepto desarrollado de sí con otros, cuanto más se acercan entre sí  mayor será la autoestima. (Potter, 2002, cap.26)[11]
Darse cuenta”: John Stevens (1996)[12] explica que es una forma de percepción que nos permite profundizar en el conocimiento de nosotros mismos y de los demás. Siempre en el presente (Stevens, 1996). Es  la toma de conciencia del estado actual de sí mismo que permite vivenciar los eventos externos e internos que favorecen un cambio, tiene como fin ajustarse a sí mismo, no a la sociedad, promoviendo el conocimiento personal. Existen tres formas de darse cuenta: Exterior, Interior y Fantasía (Cuadro 3.2).


Darse cuenta de la fantasía –imaginación- (Ver cuadro 1) a diferencia de los mundos exterior e interior que se ubican en el presente y en la realidad experimentada por el propio individuo, se ubica más allá de lo que ocurre en el presente: todo el explicar, imaginar, adivinar, pensar, planificar, recordar el pasado, anticipar el futuro. Sin embargo dentro de esta fantasía hay una realidad encubierta. Se puede descubrir más de esta realidad si se concentra en esa fantasía y al mismo tiempo se toma conciencia de las sensaciones físicas, percepciones y otras actividades mientras se hace esto. La idea del pasado es útil algunas veces, pero al mismo tiempo es una idea, una fantasía que se tiene en el ahora. Tanto la propia idea del futuro como la propia concepción del pasado se basan en la propia comprensión del presente. El pasado y el futuro son conjeturas propias acerca de lo que precedió al momento presente y lo que se presagia que seguirá. Y todo este adivinar ocurre ahora.
Experimentar y Ejercitar el “darse cuenta” (Ver cuadro 1) permite tener otra experiencia de cómo las propias fantasías mantienen alejado al individuo para expresarse y también se dará más cuenta de cómo son esas fantasías. Si se puede llegar a dar cuenta realmente de estas fantasías, puede explorar qué es lo que expresan acerca de sí y luego comprobarlo. Y realmente puede llegar a darse cuenta de qué es aquello que lo retiene, entonces tiene la oportunidad de revertir el proceso y de descubrir cuán bien puede funcionar sin interferencia. La meta de estos ejercicios es mostrar cómo se puede aumentar el contacto con la realidad exterior e interior y así disminuir la ocupación con la actividad fantasiosa, que impide contactar con la propia experiencia presente. La fantasía puede ser útil pero sólo si se dedica a ella completamente, dándose cuenta e integrando la fantasía con el vivenciar la realidad en el presente.
Ubicar el darse cuenta (Ver Cuadro 1) cuando se requieren cambios y se presentan tensiones entre una parte que quiere cambiar y una parte que se resiste al cambio, de este modo el precio es conflicto, confusión e incertidumbre. Por lo general, mientras más se trata de cambiar, peor se torna la propia situación. Para Stevens (1996) es muchísimo más útil sencillamente tomar más conciencia –dándose cuenta de cómo está ahora uno mismo.
Los autores consultados concuerdan en que el autoconcepto y las percepciones de una persona sobre su salud están íntimamente ligados (Potter, 2002, p.554).
Para ubicar los tipos de “darse cuenta” y su influencia en el estado de salud actual Stevens (1996) y Seguel Vásquez E. (2013)[13] y Schnake (1995)[14] sugieren ejercicios que favorecen el darse cuenta, la  clarificación de valores, la narrativa de experiencias personales. Aunque Potter (2002, Pp. 564-576) sugiere el Proceso de Atención de Enfermería (PAE) para ayudar a otros, también podría ser aplicado a sí mismo por la enfermera:
- Ejercicios del mundo interior: prestar atención a lo que expresan los sentidos fisiológicos externos (vista, olfato, gusto, etc.) y los internos (calor, dolor, hormigueos, mareos, músculos, huesos, movimiento, etc.),  con focalización y a los sentimientos, actitudes, estados de ánimos, etc. Schnake (1995) une cuerpo y mente de forma gestáltica y fenomenológica. Propone una modalidad de trabajo a partir del diálogo directo con el cuerpo para que éste se transparente y comience a develar el porqué de las rabias, el para qué de las culpas, etc. Es una forma de obtener información relevante sobre sí mismos. Los ejercicios descubren información emocional importante. Al partir del cuerpo, el paciente logra acceder a experiencias emocionales que no había logrado “nombrar”, y de la misma forma logra reconstruir un discurso sobre sí mismo incorporando experiencias desreguladoras tanto en el plano afectivo como orgánico y de la salud. Autoexploración y autoobservación buscando el sentido. Parte de una invitación a mirar el propio cuerpo, para pronto pasar a vivenciarlo “en primera persona” y dejar de observarlo desde lejos. Autoconocerse desde la imagen corporal percibida y la que percibimos desde las conductas de otros influye en la autoestima.
- Ejercicios del mundo exterior: Proceso de Clarificación de los propios valores (Raths, 1979) tomar conciencia de los propios valores y para articular mejor el propio punto de vista, como se ve el mundo, como se interpreta la información confusa y conflictiva. El cambio de valores implica cambios de actitudes y conductas.  Es un proceso de autodescubrimiento que ayuda a tomar decisiones y conocerse a sí mismos. Incluye tres etapas:
+ Reflexionar sobre las propias creencias y conductas: Escoger libremente entre alternativas teniendo en cuenta las consecuencias de cada elección.
+ Asumir la propia elección: Apreciar y afirmar públicamente la elección.
+ Actuar según las propias creencias siempre.
- La narrativa: es reveladora se experimenta como una epifanía en la medida que descubre la diversidad de caminos por los que transcurren la vida de las personas y la riqueza de significados que se generan para comprenderse a sí mismo y comprender el mundo que les rodea. La investigación biográfico-narrativa ofrece el marco metodológico para adentrarse, a través del relato, en las cuestiones subjetivas y los asuntos vitales que determinan la existencia de la persona, en el rico universo de significados (sentimientos, deseos, motivaciones o propósitos), que no pueden ser expresados por medio de definiciones, enunciados factuales y proposiciones abstractas, propias del razonamiento lógico-formal (Sabariego, Masot, Dorio, 2004)[15].

- PAE aplicado a sí mismo. No es frecuente que académicamente se trabajen temas en primera persona. Algunas incursiones en este sentido[16] han permitido advertir que es más difícil de olvidar lo que se aprende desde sí mismo pues está todo el ser comprometido en el aprendizaje no solo el área cognitiva. Los alumnos muestran incertidumbre al principio del ejercicio pero a medida que avanza en el proceso de valoración de sí desaparecen la sensación de extrañamiento y comienzan conductas de creatividad y satisfacción con la tarea.
Los sujetos que ejercen la enfermería, deberían darse cuenta que es ineludible tener como pacientes/sujetos de estudio y  maestro a sí mismos. La enfermera debe conocer/educar/ cuidarse a sí misma con ayuda de otras de mayor experiencia y  con ejercicios para darse cuenta de situaciones por las que va atravesando en su camino a la experticia.

Ejercicio 3.1. Patrones de conocimiento enfermero
Para profundizar estos temas se sugiere consultar  Soto Verchér, 2010[17].

Concepto de sí mismo

El concepto que tienen los individuos, la sociedad y la enfermería de sí misma están determinada por la sensación de quién se es en el mundo: como individuo, comunidad u ocupación).
Potter[18] nos dice que: El concepto de sí mismo es una compleja integración de sentimientos conscientes e inconscientes, actitudes  y percepciones.



Este concepto constituye un marco de referencia que afecta a la propia imagen, al comportamiento y a las relaciones con los demás. Es resistente al cambio, frecuentemente, aunque la enfermería haya experimentado grandes variaciones y se halla desarrollado de arte del cuidado a profesión del cuidado y ciencia del cuidado, la enfermería -como sub- sistema del sistema social- y la sociedad precisan un largo tiempo para que los cambios se incorporen al concepto de sí mismo como enfermeros, y mucho más para que este cambio sea percibido por la comunidad en la que están insertas las enfermeras.
Las discrepancias entre lo que es actualmente la enfermería y el concepto que la sociedad tiene de ella pueden convertirse en una fuente de tensión o de problemas.




Crisis del concepto de sí mismos en los estudiantes de enfermería
A los estudiantes de enfermería, se les presentan dos etapas de tensión y crisis durante el proceso de socialización educativa por el que atraviesa en su formación:
La primera, al ingresar a la carrera de enfermería.
Durante el primer año percibe que la imagen que tenía de la enfermería (Fig. 3.1 y 3.2) es diferente a la representación que tiene que construir a partir del proceso de aprendizaje, que la base sobre la que se motivó la elección de su futura vida profesional, es una representación cultural y retrógrada con respecto al concepto de la enfermería que recibe de profesores enfermeros.

La segunda crisis es al egreso
Cuando tiene que hacer convivir su percepción técnica y actualizada de la enfermería con la percepción de la imagen cultural y retrógrada de la enfermería que sigue teniendo su comunidad.

La enfermera novata o estudiante de enfermería, debe poseer conocimientos que le permitan comprender el desarrollo de la enfermería y el concepto de sí, -un proceso complejo en el cual intervienen numerosas variables- para poder enfrentar estas crisis.

Poder superar las fantasías iniciales y darse cuenta que la enfermería es diferente a lo que se pensaba al comienzo de la formación es el paso necesario para comenzar a constuir el conocimiento personal del futuro profesional. Esto se percibe en las representaciones del concepto de sí que puede simbolizar el alumno de primer año (Figs. 3.1 y 3.2)

Desarrollo del concepto de sí mismo individual y social

La capacidad de las personas para pensar y crear conceptos, representaciones, imágenes, símbolos, cultura les permite comprender su existencia y los acontecimientos complejos. (Concepto filosófico atribuido a René Descartes [1596-1650]).
Para desarrollar el concepto de sí mismo se debe desarrollar previamente el pensamiento. Este va acompañado de acomodaciones del comportamiento. A su vez, estos tipos de desarrollo están integrados. Simultáneamente a su desarrollo intrínseco, las personas sufren la influencia extrínseca de la cultura de la sociedad a la que pertenecen.



            
Desarrollo del pensamiento
Leddy y Pepper[19] dicen que la mente se considera como la fuente de capacidad que tienen los seres humanos para aprender.
La mente demuestra esta capacidad de pensamiento a través de su habilidad para atender, abstraer, juzgar e inferir. “El razonamiento (o pensamiento) es el proceso de pensar las cosas” (Glen, 1947)[20]. Una idea es la representación -o imagen- de la esencia de una cosa en la mente (Glenn 1947 p. 168). Las personas poseen la tendencia de expresar sus ideas a través de símbolos como los dibujos (lenguaje no verbal) o esquemas conceptuales (lenguaje verbal). 
Como es posible que las ideas no estén muy claras en la mente de quien desea trasmitirlas o en la forma en que se expresa a otra persona existen dos formas de esclarecerlas: definición y división lógica (Esquema de una idea principal y varias secundarias) 



Piaget e Inhelder (The psychology of the child, 1969), en su teoría del desarrollo del pensamiento en los niños describe cinco fases, partiendo desde el lactante reflejo al adolescente con capacidad de pensamiento abstracto. En cada etapa avanza a la siguiente, mediante una reestructuración del esquema del pensamiento de la fase anterior. Para Piaget los esquemas de pensamiento son: Formas organizadas de pensamiento con un propósito definido y relacionadas con una imagen concreta de una experiencia o acontecimiento. (Fig-3.4)
El niño internaliza estos esquemas o acontecimientos y  realiza el proceso cognoscitivo de acomodación que consiste en: Desarrollo de nuevos esquemas a partir de los realizados en la etapa anterior, capaces de hacer frente a nuevos problemas.

Desarrollo del comportamiento
Erikson (Childhood and society, 1963) se interesaba en el desarrollo de los comportamientos o conductas sico-sociales: Mediante el refuerzo social y cultural, el individuo pasa toda su vida aprendiendo la relevancia, las connotaciones culturales y la significación emocional de los conceptos. Este autor pone de manifiesto la influencia de la sociedad y del entorno sobre el desarrollo del concepto de sí mismo. Una persona que no desarrolló un sentido de la confianza durante su infancia, puede tener problemas sico- sociales en etapas posteriores. (Fig. 3.4).

La preocupación por la sociedad y su influencia en el comportamiento de las personas no es nuevo, Giambatista Vico, filósofo napolitano (1688-1744) autor de Principios de una nueva ciencia en torno de la naturaleza común de las naciones, propuso la idea -muy osada para su época- de un desarrollo o evolución de la sociedad. La humanidad, decía, atravesó en su historia, tres etapas, que corresponden a las etapas de la vida del hombre: infancia, adolescencia y adultez (Fig. 3.5). A pesar de estar inserto en una sociedad feudal, por primera vez habló de una evolución de la sociedad hacia la democracia.

 

Ejercicio 3.2  Definir y completar esquemas
Complete la Fig.3.4 con ideas secundarias.


Influencia de género en la cultura y en enfermería
Diez Jorge y Mirón Pérez (2004)[21] definen género  como: Construcción social y cultural que se articula a partir de las definiciones de lo masculino y lo femenino y que analiza las relaciones conflictivas de poder tanto entre hombres y mujeres como en la sociedad en su conjunto.
Esta perspectiva ha hecho cambiar muchas concepciones históricas. No sólo nos puede preocupar la investigación dentro de un mundo académico sino que la historia es un compromiso social y político. Por ejemplo, difícilmente se puede hablar de una democracia griega cuando las mujeres no podían participar en ninguno de los centros de decisión de la comunidad. La asociación de cuidados de enfermería y mujer no es fortuita ni arbitraria ya que, sin duda, esta construcción social en la que simbólicamente se asocian las ideas de cuidado y mujer, responde tanto a prácticas femeninas como a roles asignados a las mujeres dentro de las sociedades.

Ejercicio 3.3  Comprensión de textos. Busca de la idea principal.
a.       Lee el texto hasta el ejercicio siguiente.
b.      Busca el significado de palabras en negritas y haz un glosario.
c.       Escribe las ideas que le vayan apareciendo como respuesta a la pregunta. (Técnica de Torbellino o lluvia de ideas).
d.      Responde con fundamento. (Técnica de pensamiento crítico).

Glosario
Innato:
Mandato social:










Fuentes:

Lluvia de ideas







El rol de las mujeres se ha centrado en su fertilidad. Estas afirmaciones pueden llevar a preguntarnos:

¿Las mujeres son consideradas cuidadoras innatas, o son cuidadoras por mandato social?

¨ Innato porque……

¨ Mandato social porque….

¨ Ambos porque …

¨ Ninguno porque….




La respuesta a ambas cuestiones es clara: no hay un determinismo biológico en favor del cuidado. La actitud favorable de las mujeres al cuidado, por su propia función de género no hace que el cuidar esté presente en ellas.
La participación habitual de las mujeres en los conflictos bélicos por ejemplo, se hizo en el pasado desde su propio campo de género donde fueron reclutadas para trabajos de guerra como enfermeras (Fig. 3.6). En este sentido, las guerras, por lo general, tuvieron un carácter extremadamente conservador en lo que se refiere a las relaciones de género. Antes que demostrar la capacidad de las mujeres, la guerra revive los mitos de la mujer caritativa y consoladora.

Esta idea de cuidado relacionada con género se aprecia claramente en el mundo simbólico al fijarse imágenes y estereotipos. Y es que el arte es ante todo una instancia de creatividad y de placer, pero también es una forma de conocimiento en tanto que elabora imágenes y reflexiones del entorno. En este sentido el arte participa activamente en los procesos de socialización. La iconografía que a lo largo de la historia se ha creado para representar el cuidado es muy amplia y variada. La publicidad es una forma moderna de creatividad iconográfica.

Simbología de la historia en enfermería
La simbología es el estudio de los símbolos o el conjunto de éstos. Un símbolo, por otra parte, es la representación sensorial de una idea que guarda un vínculo convencional y arbitrario con su objeto.
Existen símbolos asociados a la enfermería, arquetipos construidos por herencia cultural de los cuales, en general, se desconoce su origen.
En el capítulo 2 vimos el origen histórico de algunos de estos estereotipos que pueblan el mundo simbólico de la enfermería (Maidana y Malbarez)[22].
El análisis del repertorio de la simbología del cuidado nos descubre que el discurso de la mujer cuidadora no es algo cerrado y estático sino que, por el contrario, está lleno de dinamismo. Son imágenes que forman arte de las percepciones y construcciones sociales y que responden tanto a unas prácticas femeninas como a roles asignados a las mujeres dentro de las sociedades. (Fig. 3.8 y Cuadro 3.1)


Cuadro 3.1: Orígenes de Símbolos de enfermería

Cuando las mujeres asumen el rol de género masculino someten a otros.
Un ejemplo es el de la primera médica recibida en Argentina Cecilia Grierson (Molina, 1973, P.102) (1859-1934) ya médica, poco tiempo después de visitar la Escuela de Nightingale en Londres (1899), asumió con las enfermeras un rol de género masculino, rol que no podía sostener con sus colegas médicos, pues estos la aislaban por pretender serlo, ya que esa profesión les era negada a las mujeres en su época por considerarla típicamente masculina.
Al referirse a la preparación de las enfermeras planteaba su idea de la enfermería subordinada a la del médico en un paralelismo con lo militar:
En todo ejército el soldado recibe una instrucción distinta de la del jefe u oficial porque su papel es diferente. Sin educación especial nada podría hacerse en una guerra ni se ganarían muchas batallas. Lo mismo sucede en el ejército con el que se batalla por la conservación de la vida y el mejoramiento del individuo y la  raza. En el cuerpo médico de los países latinos todos somos jefes y oficiales y hemos descuidado la educación de enfermeras que son el soldado verdadero sin el cual no se pueden librar acciones contra la muerte y sin cuya cooperación no se pueden sostener batallas.
Hoy  estos conceptos de Grierson acerca de las características necesarias que debe reunir una enfermera, más que halagar, eriza la piel de espanto. Fundamentando lo dicho con un análisis crítico de “su” idea respecto de lo que es una enfermera y lo que necesita aprender. No se trata en manera alguna de una crítica a la médica que fue víctima del pensamiento de la sociedad en la que le tocó vivir, de hecho, Nightingale misma sostenía la subordinación al hombre (médico) de la mujer que cuida (enfermera), consideraba a la medicina una profesión  y a la enfermería un arte al que podían aspirar las mujeres de su época.
Recuérdese que la época  que les tocó vivir a ambas se denominó época victoriana debido a la reina de Gran Bretaña e Irlanda y Emperatriz de la India, Victoria I (1819-1901) que apoyó la política conservadora y el colonialismo su reinado estuvo caracterizado por la institucionalización de una convencionalidad moral. La mujer estaba presa de las costumbres y normas establecidas como  correctas.
El análisis intenta orientar al estudiante respecto de cómo han evolucionado en la actualidad esas ideas.

Crítica a la idea de Grierson:
En todo ejército… Enfermería es una profesión liberal por lo que no se maneja con la lógica militar de autoridad vertical. Los acuerdos se logran por consenso no por subordinación a otra profesión.
el soldado la enfermera no está subordinada al médico. Hoy es imprescindible que la enfermera piense y trabaje en un plano de igualdad con el médico u otros profesionales y asuma responsabilidades en relación al grado académico alcanzado.
recibe una instrucción distinta Instrucción difiere del aprendizaje por considerar al que aprende sujeto pasivo. Respecto a que la educación en enfermería es distinta, es correcto, pues se necesitan conocimientos diferentes y especiales para cuidar (enfermera) que para curar (médico). En este punto la intuición, aunque primitiva era correcta. Posiblemente por influencia de la escuela Nightingale con la que tuvo contacto.
distinta de la del jefe u oficial Termino con el que se ubica en un nivel de clase superior, con poder, que piensa y da órdenes a seres inferiores (liderazgo vertical). Hoy las enfermeras reciben sugerencias de otros profesionales y ellas a su vez sugieren a otros profesionales. Cada uno asume el liderazgo sobre la base de los conocimientos que se requieran en cada caso (liderazgo horizontal).
porque su  papel es diferente En este sentido está en lo correcto: médico y enfermera cumplen diferentes roles. Grierson tenía un concepto de sí misma como médico en una alta autoestima, en cambio algunas de las enfermeras de aquella época, como algunas de la actualidad tienen una muy baja autoestima por sí mismas. Esto hace que tampoco hagan que su profesión tenga una alta autoestima.
Lo mismo sucede en el ejército con el que se batalla por la  conservación de la vida… A la enfermería, hoy, más que conservar la vida, le interesa que las personas puedan vivirla plenamente.
y el mejoramiento del individuo y la  raza… La enfermería no es soberbia, tiene una actitud de respeto,   reverencia y aceptación ontológica del ser humano. Recuérdese que este pensamiento, o “excusa” la usaron los nazis para justificar la matanza de personas diferentes a su raza.
En el  cuerpo médico de los países latinos todos somos jefes y oficiales…Los miembros de la medicina se sienten identificados entre sí, tienen sentido de pertenencia a su grupo y esta es una de las bases de su poder sobre las demás profesiones.
y hemos descuidado la educación de enfermeras que son el soldado verdadero sin el cual no se pueden librar acciones contra la muerte…Cuando analicemos más adelante la historia de las escuelas de enfermería de la Cruz Roja Argentina comprobaremos, a través del discurso de Lozano y Howard, que el interés de los médicos en la formación de enfermeras estaba directamente relacionado con la búsqueda de mano de obra barata y fácil de manipular para que realizase las tareas menores, desagradables y repetitivas de atención de enfermos que les quitaba tiempo para ejercer su poder en otros ámbitos. Se puede descifrar  de estas últimas palabras el significado del poder que realmente tiene la enfermería para las personas, las instituciones de salud y la sociedad. Este poder para que el sistema sanitario funcione y sea efectivo necesita de un cuerpo de enfermería identificado con su función y su misión en la sociedad, asumiendo un papel diferente al del médico y especial para personas sanas, enfermas, por nacer o aún muertas.

La cuestión cultural y las jerarquías de género en enfermería
En el pasado y de forma bastante generalizada, a los hombres se les han asignado los ámbitos de decisión pública, la política, la caza y la guerra; y a las mujeres, el espacio interior, el hogar, el templo, el monasterio, el hospital. El rol adjudicado a la mujer fue la administración y atención de los miembros de esos ámbitos, mientras que los hombres institucionalizaban los mismos para sí.
La función fundamental de la mujer fue la reproducción de las  tareas domésticas como mantener el fuego encendido, la siembra y recolección, el cuidado de individuos familias o comunidades y aún de imperios o culturas desarrolladas mediante los ritos de fecundidad de la tierra.
En estas sociedades patriarcales, los papeles separados y complementarios no se relacionan desde la igualdad, sino desde la jerarquía de género.  
La clave fundamental para entender la cuestión ideológica de la identidad de género es la consideración de los hombres como seres-para-sí, es decir, individuos con plena capacidad de decisión, dueños de sí mismos y de los bienes materiales y simbólicos, con sus propios intereses y deseos, creadores de cultura. En cambio, las mujeres han sido conceptualizadas, a partir de la apropiación de sus cuerpos y su  sexualidad, como seres-para-otros, en tanto no tienen entidad en sí mismas, sino en cuanto a sus vínculos con los otros, fundamentalmente varones que tienen dominio sobre ellas, y en tanto trabajan, sienten y piensan para otros. Estas conceptualizaciones se relacionan con el papel maternal de las mujeres y la ética del cuidado. Asimismo, las mujeres debían actuar para otros a través de los hombres. Al pensamiento hebreo y griego debemos la concepción, tan arraigada en Occidente, de que las mujeres eran elementos pasivos, vinculados a la estabilidad, los hombres activos, caracterizados por la movilidad. De ahí que la capacidad de acción, y en especial de acción pública, recayese en los hombres libres. Las mujeres eran los elementos pasivos sobre los que recaían las consecuencias de las acciones de los hombres, o como mucho, podían actuar a través de ellos.
A las mujeres se les ha sólido educar en la dulzura, la debilidad, la compasión y la obediencia. En las sociedades tradicionales patriarcales, las mujeres constituyen por  sí mismas mediaciones, en el sentido de estar alguien en medio de otros y en el de ser elementos y agentes que enlazan unos hombres y unas familias con otros. En efecto, las mujeres son utilizadas como bienes intercambiables entre el padre de la novia y el esposo, sirviendo de puente entre ambas familias. Justamente, su papel esencial como reproductoras ha hecho que se resalten como cualidades ideales de las mujeres la paciencia, el cuidado, la compasión, la empatía hacia los más débiles, etc.
Asimismo, las mujeres pueden actuar como mediadoras sociales, es decir, convirtiéndose en agentes de regulación de conflictos sociales. En este sentido, las mujeres, en especial de las elites gobernantes, pueden ejercer sobre el resto de la comunidad una práctica extendida de su papel maternal, ampliando a ésta su función de cuidadoras y educadoras. A menudo a las mujeres se presentan como la cara amable del poder, como madres de la comunidad, contraponiendo el carácter poderoso/paternal (y guerrero) del dirigente. Prácticas como la beneficencia o la caridad, que suelen estar ligadas a mujeres, aunque no exclusivamente, favorecen a los sectores más débiles (niños huérfanos o pobres, ancianos, enfermos, presos, muchachas descarriadas y personas sin apoyos familiares), aliviando las tensiones sociales, aunque evidentemente también contribuye a asentar las jerarquías sociales, justificando el poder de las elites a la vez con la fuerza y la bondad.
Un ejemplo de estas mujeres ha movilizado la vida pública organizándose para proteger las vidas de sus hijos. Las Madres y posteriormente las Abuelas de la Plaza de Mayo se movilizaron activamente y de forma pacífica en contra de la dictadura argentina, en un principio con el único objetivo la devolución de sus hijos y luego de sus nietos, víctimas de la violencia política.

El sexismo en enfermería
Las pautas culturales de la sociedad donde la enfermería ejerce sus competencias  a veces están impregnadas de sexismo. El sexismo asigna papeles de género, diferentes y jerárquicos según el sexo, que justifica en supuestas características innatas a uno u otro sexo, situando a los varones en posición de superioridad o dominio sobre las mujeres. Esto conlleva la exaltación de funciones y características más extremas de cada sexo: fortaleza, valentía y valores guerreros masculinos; debilidad, ternura y maternidad femeninas. Por tanto, los niños son formados en los valores dominantes, en especial competitividad y agresividad, al tiempo que se inhibe en ellos cualidades como la ternura o la sensibilidad, que se consideran más propios de mujeres. En segundo lugar, el sexismo asimila el sexo considerado superior a lo genérico humano, con lo que el modelo dominante del varón se hace equivalente al modelo esencial de ser humano. Por tanto, se considera «lo otro», inferior e incluso invisible, lo que no responde a este modelo: mujeres, pero también varones sensibles y pacíficos, o los excluidos del acceso al poder. Por tanto, se visualiza más lo relacionado con lo masculino dominante, silenciando la aportación de las mujeres y haciendo más patente y atractivo el uso de la fuerza para resolver los conflictos.

Violencia de género que puede vivir o percibir la enfermera
Está en la base de toda una serie de expresiones de violencia de género:
Estructural. Limitación a la libertad personal y la capacidad adquisitiva de las mujeres, por ejemplo, socializándolas en el rol tradicional, que las aparta de los centros de poder, o las conduce a una elección sexista de profesión en actividades menos valoradas socialmente y económicamente menos ventajosas.
Institucional. Legislaciones que legitiman la discriminación y la falta de libertad de las mujeres.
Directa: Malos tratos conyugales, acoso y abuso sexual, mutilaciones genéticas, modelos estéticos agresivos con el cuerpo de las mujeres.
De entre las expresiones de violencia de género cabe destacar la resistencia a la igualdad, es decir, a la incorporación de las mujeres a ámbitos y actividades tradicionalmente considerados masculinos; el desigual uso del tiempo (doble jornada de las mujeres); victimización de las mujeres en conflictos políticos y culturales (violaciones de guerra, refugiadas, discriminación en el reparto de recursos alimenticios en favor de los combatientes, persistencia y reactivación de costumbres fundamentalistas, etc.); feminización de la pobreza. Antiguamente las mujeres obtenían puntuación insuficiente en las medidas de madurez desarrolladas por teóricos masculinos. En la actualidad se piensa que las diferencias no reflejan deficiencia, sino valores diferentes a los de los hombres.
Carol Gilligan[23] y algunos teóricos del desarrollo han comenzado a pensar que el desarrollo moral -que influye sobre el modo de tomar decisiones- quizá sea diferente entre hombres y mujeres.
Varios autores[24] coinciden en afirmar que en la cultura occidental las mujeres pueden mostrar una completa gama de emociones  y se les enseña a apreciar las relaciones y a ocuparse de los demás. Por el contrario a los varones se les permite un estrecho rango de emocionalidad y se les enseña a exhibir liderazgo, a ser agresivos y a “realizarse”.
En nuestra cultura, las mujeres se socializan de modo que valoran la atención y asistencia como la forma de desarrollo más elevada, mientras que para los varones se trata de la justicia y la imparcialidad (Chaney J., 1993)[25].

Tipos de cuidados en la historia de la Enfermería
Marie Francoise Colliére (1993)[26] alude a la diferencia que ha presentado el cuidado de enfermería en la historia, según el género:
Los cuidados proporcionados por hombres... surgidos originalmente de la caza, de la guerra y del mantenimiento del orden social, nacen, se desarrollan, se multiplican y crean instituciones que les son propias (órdenes religioso- militares, lazaretos, asilos, hospitales de campaña, etc.). Es imprescindible estudiarlos como tales y analizar su influencia, sin por ello confundirlos con el cuidado suministrado por las mujeres, ni asimilar estos últimos a los proporcionados por hombres, hasta el punto de ejercer una acción determinante sobre la evolución de los cuidados.
La autora sostiene que la asimilación de las prácticas desarrolladas por mujeres sanadoras se tradujo en distintas etapas y formas de identificación con enfermería que coinciden con el proceso histórico, donde se encuentran muchos símbolos del presente, divididos en cuatro etapas: la doméstica, la vocacional, la técnica, la profesional.

1.      Doméstica. Identificación con la mujer primitiva y antigua. Desde los tiempos más antiguos hasta la edad media. Su función es el relacionado con la fecundidad (madre primitiva, matronas, etc.) y modelados por la herencia cultural de la mujer que auxilia el cuerpo, considerado templo del alma (ej. diaconisa.).
2.      Vocacional. Identificación con la mujer religiosa desde la edad media hasta finales del siglo XIX. El cuerpo en esta época fue considerado como fuente de pecado, prohibiéndose las prácticas relacionadas con la fecundidad y del cuerpo fueron prohibidas en las sociedades sometidas al poder eclesiástico. Solo puede ser objeto de cuidados el cuerpo enfermo y abandonado. El rol está prescrito (anulado) por las reglas conventuales que dictan las conductas de la mujer consagrada. Al desposeer progresivamente a la mujer de todo lo propio de su función de cuidar, ya que esto quedaba a cargo de las mujeres excluidas de la sociedad (consideradas brujas y condenadas por la inquisición).
3.      Técnica. Identificación con la mujer auxiliar del médico. A partir del siglo XVII el campo de la medicina se amplia y se busca delegar actividades, así la enfermera se transforma en un instrumento más que usa el médico en sus funciones. La entrena, la vigila, le extrae información de los pacientes que le sirve a él. No se le inculcaba ni permitía la iniciativa propia, recibía órdenes y las cumplía sin razonar.
4.      Profesional. Nueva concepción de la enfermería del cuidado como elemento distintivo propio de la disciplina desde siglo XX. Se incorporan dimensiones como la formación sistemática, la asociación de pares, la autonomía y la autorregulación.

Si revisamos el desarrollo histórico de la enfermería desde la antigüedad hasta el siglo XVIII, incluso en la biografía de Teresa María Molina, nacida a principios del siglo XX, se evidencia que el desarrollo de la enfermería estrechamente ligado al desarrollo del concepto de la mujer y de la influencia social y cultural respecto de lo que las distintas sociedades y culturas pensaban que la mujer era: una subespecie del hombre con características que la ubicaban en relación con el  desarrollo cognoscitivo, en una escala inferior al hombre. Por otro lado, la aceptación de las mujeres de este mandato, establecía desigualdad en las manifestaciones o conductas de Poder (mando, dominio, autoridad, supremacía) relacionadas con el Saber (conocer, entender, discernir).
La madre primitiva cuidaba a su familia y clan, preservaba la calidad de vida de las personas a su cargo, es decir el poder- para- otros,  el hombre en cambio cazaba, guerreaba, tenía en sus manos la supervivencia de la especie. Esto le otorgaba un poder relacionado con la dominación de los que dependían de su comportamiento para subsistir. Cuando el hombre reflexiona sobre el poder de la hechicera, toma dicho poder- para- sí y se convierte en el brujo, chaman, sumo sacerdote, monarca, etc.
Así (por ejemplo, en las Hermanas de la Caridad creadas por San Vicente de Paul o las Diaconisas del Kaiserswerth creadas por el Pastor Fliedner) el que organiza y marca los temas y formas de educar y reglas que deben cumplir las postulantes es el hombre. Las actividades manuales que no requieren el uso del desarrollo del pensamiento abstracto, quedan en manos de las mujeres. Estas son, preferiblemente, seleccionadas de entre las clases sociales más humildes y de la periferia de la sociedad (aldeanas, expresidiarias, prostitutas) y solitarias respecto de figuras masculinas (viejas, viudas, vírgenes).
Estaban subordinadas y debían obedecer a los hombres, dueños del acceso al  Saber y por lo tanto al Poder. Grandes obstáculos encontraron estos hombres en las mujeres aristocráticas o con una formación avanzada para el general de su época -Damas de la caridad, Elizabeth Fry, Nightingale-, de quienes tomaron ideas para la organización de sus instituciones.

Aspectos del concepto de sí mismo
Los aspectos que forman el concepto de sí mismo, ya se trate de una persona (enfermera) o un grupo de personas (enfermería), son  imagen corporal, autoestima, roles, identidad.  Pueden considerarse por separado, pero se manifiestan interrelacionados entre sí. 

Cuadro 3.2 Aspectos del concepto de sí mismo.

Imagen social de la enfermería y crisis de identidad
Como se presenta en la introducción, la sociedad, personificada por los estudiantes que ingresan a la carrera de enfermería (Fig. 3.9), sigue manteniendo una imagen tradicional: Una enfermera es una mujer que realiza tareas manuales, en silencio, subordinada al hombre (médico), lleva en su cabeza una cofia, se viste de blanco; y en algunas oportunidades, tiene una cruz roja estampada en la cofia o el brazo. Concordando los símbolos de la mujer primitiva, la religiosa y la auxiliar del médico que enunciara Colliere (1993) en una sola representación de cada estudiante.
La imagen tradicional que tiene la sociedad respecto de las enfermeras dista mucho de parecerse a la imagen ideal planteada en la universidad. Esto produce conflictos y crisis de identidad en el estudiante de enfermería y en los egresados que se pueden resolver al comprender que:
-          La sociedad necesita más tiempo que los individuos para realizar lo que Piaget denominaba el proceso de acomodación a nuevos esquemas de pensamiento respecto de qué es la enfermería.
-           El refuerzo social y cultural, respecto de la relevancia, las connotaciones culturales y la significación emocional de los conceptos implicados en la imagen (Erikson), no siempre están en armonía con los cambios operados en un subgrupo perteneciente a esta sociedad. Es decir, que lo que significa y lo valioso del cuidado de enfermería para la sociedad, no siempre es el mismo significado y valor que para las enfermeras
-          Comprender que al mismo tiempo que son parte del problema, son también parte de la solución. Los estudiantes y enfermeros deben ayudar a la comunidad a estrechar las distancias entre la imagen tradicional de la sociedad y la imagen ideal que tienen las enfermeras.
-          Comprender los cambios operados en la historia de la enfermería en el marco de sus sociedades, respecto de la imagen real, la identidad, el rol y la autoestima de las mismas enfermeras.
Si revisamos la evolución histórica de la enfermería vemos la significación de símbolos diacríticos como trabajo manual, silencio/ subordinación, cofia, blanco, cruz roja.

Símbolos de silencio y subordinación
Una mujer que realiza actividades manuales en silencio, subordinada al  hombre, quien posee el conocimiento y permiso divino para enseñárselo como establece la primera carta a su discípulo Timoteo (2, 8-15) refuerza esta imagen de la mujer refiriéndose específicamente a la actitud esperable de la mujer cristiana:
Quiero que los hombres oren levantando sus manos puras... De la misma manera, que las mujeres se presenten con vestido decoroso, con recato, no con cabellos rizados, (ni) oro... como corresponde a mujeres que hacen profesión de piedad, con obras buenas... La mujer déjese instruir en silencio con toda sumisión.  No tolero que la mujer enseñe, ni que se tome autoridad sobre el marido... Pues Adán fue formado el primero, luego Eva. Y no fue Adán quien se dejó engañar sino Eva, que seducida incurrió en la transgresión. Se salvará, sin embargo, por medio de la maternidad, si persevera con sabiduría en la fe, la caridad y la santidad.”
Ejercicio 3.4  Análisis de género respecto del conocimiento y la palabra.
a.       Lea la cita  bíblica anterior, subraye las características exigidas a la mujer.
b.      Observe atentamente la figura que muestra a San Vicente de Paul, Luisa de Merillac y Hermanas de la Caridad. Describa haciendo hincapié en los detalles.
c.       Compare lo leído hasta aquí y escriba las conclusiones a las que Ud. llegó.

Conclusiones









La sociedad patriarcal propone el rol de la mujer en un nivel inferior y una actitud sumisa con respecto al hombre. La subordinación al hombre, de quien debe provenir el conocimiento y la palabra (símbolo del poder que da el conocimiento), pues se considera que él es imagen y gloria de Dios.
El silencio fue impuesto históricamente a las enfermeras desde el disciplinamiento social de la mujer en la  antigüedad y la disciplina impuesta desde lo religioso y militar de la edad media a la enfermería a tal punto que en la década de 1940 era raro no encontrar la imagen de una enfermera con el dedo índice en los labios, invitando a los visitantes a imitarla. En un sanatorio céntrico de San Luis, cerca del comedor universitario, en la sala de espera se observa un bajorrelieve con la enfermera invitando a ser imitada, símbolo del silencio, en la sala de espera  principal.
La enfermera es heredera del silencio impuesto culturalmente a la mujer y de la culpa del pecado original. También la referencia a la menor inteligencia de la mujer que la deja “caer” fácilmente en el engaño y que solo será digna si es obediente, silenciosa, subordinada, que repita lo que le enseña el hombre y sea buena con los otros. En fin, el mandato de las sociedades patriarcales es Que la mujer (enfermera) no piense, por lo tanto que no hable y mucho menos escriba lo que piensa, que se limite a hacer para los otros.
Téngase en cuenta que el nuevo evangelio es escrito por los hombres. De María Magdalena, hoy revisada en la historia y reconocida como otra discípula de Cristo, María la madre que cuidó de su vida no pública y la Verónica, única que brinda cuidados durante la agonía de la pasión de Cristo, el nuevo testamento guarda silencio. No solo se ha callado por siglos, la posibilidad de hablar a la mujer, sino que también se han silenciado sus manifestaciones, como es el cuidado que cura.

¿Cuál es el poder que posee la mujer, que ha atemorizado durante tanto tiempo a los hombres de las sociedades patriarcales, hasta el punto de dominarlas, someterlas, silenciarlas, ocultarlas?

La respuesta a esta pregunta permitirá comprender los símbolos, imágenes significantes  que poseen la sociedad y demás profesiones- sobre todo las simbolizadas con el género masculino como la medicina- que se relacionan con la enfermería (profesión simbolizada socialmente con el género femenino).
Recordemos lo que dice Colliere al respecto:
Con el ocultamiento y silenciamiento del conocimiento acerca del cuidado, las mujeres no solo perdieron todo lo referente a su saber y su práctica; todo un patrimonio de la humanidad tiende a desaparecer y a no ser reconocido como fundamental, como vital.

Símbolo Cofia, velo, toca
Una mujer que cubre su cabeza con un paño de diversas formas y dimensiones.
Velo en el diccionario tiene un triple significado:
1)      Prenda  con que las mujeres se cubren la cabeza.
2)      Manto con el que cubren la cabeza y la parte superior del cuerpo las religiosas.
3)      Lo que impide ver, descubrir, pensar con claridad.

La cofia de las enfermeras ha tenido a lo largo de la historia los tres significados mencionados anteriormente (Fig. 3.12).  El mismo significado de silencio y subordinación pero en este caso no solo hay un intento de acallar la palabra, también la mirada, el conocimiento y el razonamiento de la mujer sanadora.
En la carta de Pablo[27] en el año 57 a los ciudadanos de Corinto (Grecia) muestra el significado que tenía en la antigüedad el velo de las mujeres:
... y conserváis las tradiciones tal cual os la trasmití. Quiero, pues que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo; “la cabeza” de toda mujer, el hombre, y la cabeza de Cristo, Dios. “Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza (lugar donde se realiza el pensamiento) cubierta, deshonra su cabeza (Cristo). Y toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra su cabeza (hombre)... Si, pues, una mujer no lleva velo, que se rape... El hombre no debe cubrir la cabeza pues es imagen y gloria de Dios... la mujer fue creada para el hombre. Por eso la mujer debe llevar en la cabeza una señal de sujeción (subordinación al hombre)”...
La tendencia actual, a partir de la incorporación de hombres en la enfermería, va reemplazando el uso de cofia por el de la identificación en el uniforme (Fig. 3.13). Pero la significación social del símbolo de la cofia de la enfermera (imagen tradicional), como símbolo de la identidad y el rol social de una mujer que no tiene conocimientos, ni piensa con claridad y recibe órdenes  (en comparación con la imagen tradicional del médico) sigue vigente en la sociedad actual.

 

Símbolo del color blanco
Los sentidos permiten al ser humano captar los fenómenos del mundo que lo rodea. El color es la impresión producida al incidir en la retina los rayos luminosos difundidos o reflejados por los cuerpos. El color no es más que una percepción en el órgano visual del observador (De Corso) [28]. El color influye sobre el espíritu y el cuerpo, sobre el carácter y el ánimo e incluso sobre los actos de nuestra vida; el cambio de un esquema de color afecta simultáneamente a nuestro temperamento y en consecuencia a nuestro comportamiento.
Cada color ejerce sobre la persona que lo observa una triple acción.
-          Impresiona al que lo percibe, por cuanto que el color se ve y llama su atención.
-          Tiene capacidad de expresión, ya que cada color, expresa un significado y provoca una reacción y una emoción.
-          Construye, porque todo color posee un significado propio, y adquiere el valor de un símbolo, capaz de comunicar una idea.

Una aplicación literal de la teoría podría llevarnos a la conclusión  de que el color produce una experiencia esencialmente emocional, mientras que la forma corresponde al control intelectual.
 
El color como signo: semiótica y teoría del color
¿Qué puede ofrecer a la ciencia del color la perspectiva semiótica con relación a las perspectivas física, fisiológica y psicológica? La semiótica, como disciplina que está en la base de todos los sistemas cognitivos biológicos, humanos y no humanos, engloba y provee el marco epistemológico adecuado para todas las otras perspectivas.
Si consideramos el color como signo, estamos incluyendo todos los aspectos. El color puede funcionar como signo para un fenómeno físico, para un mecanismo fisiológico o para una asociación psicológica.
El signo, según la concepción de Charles S. Peirce es algo que está por alguna otra cosa y que es entendido o tiene algún significado para alguien. Un signo sirve para representar o sustituir a algo que no está presente para algún sistema que sea capaz de interpretar tal sustitución. Charles Morris, utilizando esta concepción triádica del signo, ha planteado tres niveles o dimensiones de la semiosis: sintáctica, semántica y pragmática:
(1) la dimensión sintáctica, donde se consideran las relaciones de los signos entre sí;
(2) la dimensión semántica, donde se consideran las relaciones de los signos con los objetos denotados -donde los signos son considerados en su capacidad para representar o significar otras cosas-, para transmitir información o conceptos que están más allá de los signos en sí  mismos. Aquí se exploran las relaciones entre los colores y los objetos que ellos pueden representar, los códigos y asociaciones establecidos mediante colores, y las maneras en que los significados del color cambian según el contexto de aparición y con relación a factores humanos tales como cultura, edad, sexo, etc.
(3) la dimensión pragmática, donde se consideran las relaciones de los signos con los intérpretes.También han sido investigados algunos aspectos de la dimensión pragmática del color. En este caso se toman en cuenta las relaciones que existen entre los signos y sus intérpretes o usuarios. Las reglas por las cuales los colores son utilizados como signos, el  funcionamiento del color en el ambiente cultural, los efectos  psicológicos del color y su contribución al bienestar humano, y la influencia del color en la conducta.
Psicología del color
La expresión de los colores desde el punto de vista psicológico. Parece haber general acuerdo sobre  el hecho de que cada uno de los colores posee una expresión especifica. Las descripciones de Goethe de los colores constituyen todavía la mejor fuente. La apariencia de un color depende grandemente de su contexto en el espacio y en el tiempo.
Realce de  la Personalidad. Con la misma finalidad de realzar su personalidad, ya sea por el poder personal o por la fuerza del grupo, aun hoy se utilizan los uniformes de diversos colores.
El Color de los Vestidos
El blanco:
Se dice que "el hábito no hace al monje"... pero lo ayuda. Para numerosas comunidades religiosas, el color de los uniformes es simbólico. El blanco es asociado a salud. El  uniforme blanco y la cofia blanca, a veces ribeteada de azul marcando el grado académico alcanzado, remembranza de grados militares. Para los pacientes es importante discriminar la competencia, función y responsabilidad sobre su salud que tienen las personas que se le acercan, generalmente el uniforme o su ausencia, tiene un significado especial para ellos.
El rojo (asociado a la forma de cruz):
Como vimos, tiene su origen en las Cruzadas (Edad Media) y los seglares y religiosos cristianos consagrados al cuidado de los necesitados en época de desastres naturales y provocados por hombres, pero tuvo su apogeo a partir de la creación de la Cruz Roja Internacional por Henri Dunant en el siglo XIX.
En el cuadro 3.3 se resumen los significados atribuidos a estos dos colores.

Cuadro 3.3 Significado del color.


La cruz roja asociada a enfermería.
Para los romanos era símbolo de patíbulo o aparato de sacrificio o suplicio destinado a producir la muerte lenta por asfixia a los reos, que servía de escarmiento público. Consta de un eje vertical más largo que el travesaño en cambio la cruz griega adoptada por la Cruz Roja Internacional es de brazos iguales que se corta en su punto medio.
El cristianismo adoptó la cruz romana por el suplicio y  muerte de Jesús en la cruz, ésta pasó a ser insignia y símbolo del cristianismo, y distintivo de muchas órdenes religiosas, militares y civiles.

Cruz Roja Internacional
En el siglo XIX es creada por el comerciante Henri Dunant (1828-1910) en Ginebra (Suiza 1863[29]) y diseminada a todo el mundo. Este comerciante Suizo tuvo sus precursores en famosas mujeres y enfermeras que habían realizado tareas similares como:
-          Claire Bartón (1821-1913) enfermera de la  Guerra Civil norteamericana en 1861.
-          Harriet Beecher Stowe (1811- 1896) escritora calvinista estadounidense que propuso la libertad de los esclavos negros en su obra “La cabaña del Tío Tom” (1851).
-          Elizabeth Fry. Enfermera cuáquera inglesa que trabajo por la reinserción social de los presidiarios.
-          Florence Nightingale (1820-1910) Enfermera inglesa heroína de la Guerra de Crimea (1854) y organizadora del Sistema sanitario militar en su país al finalizar la guerra.
-          Guillaume Henri Dufour (1787-1875) Militar suizo condecorado con la Cruz de la Legión de Honor por Napoleón. Creador de la bandera suiza (1831) representada por una cruz griega blanca sobre un campo rojo. Fue uno de los 5 primeros miembros de la Cruz Roja. Además de Dunant los otros integrantes eran un político influyente y dos médicos. No hubo enfermeras en ese comité.
En tiempos de paz se crearon servicios de ambulancias, hospitales y escuelas de samaritanas inspiradas en las creadas por Florence Nightingale.
La participación de la Cruz Roja en tiempos de guerra y paz apareció en todas las noticias, películas, revistas, diarios y folletines de la época en noticias de alto impacto social, como son los conflictos bélicos. Era sinónimo de sanidad militar. Su símbolo hacía sugerencia de socorro y atención a las víctimas de violencia, injusticia, dolor, desprotección, necesidad, realizando una impronta simbólica asociada a la enfermería en el imaginario social.

Cruz Roja Argentina
En Argentina, había en 1880 (presidente Avellaneda 1874-1880)  una sección de la Cruz Roja española creada en 1874 que funcionaba en la Sociedad Española de Beneficencia. Allí el médico Pedro Roberts que presidía la Asociación Médica Bonaerense propone aunar esfuerzos con otros ciudadanos que habían convocado a una sesión popular en el Club Español para crear la Sección Argentina,  ante la inminente guerra civil que se presentaba en el país. Quedando formado el Congreso Supremo el 10 de junio de 1880, presidido por Robert y compuesto  por 25 hombres, la mayoría médicos. Como presidente Honorario se nombró al sanjuanino médico higienista y político famoso por su participación en la epidemia de cólera (1867-68) y de fiebre amarilla (1871) Guillermo Rawson. El estandarte y brazal fueron unificados con el de Sanidad Militar y usadas en la guerra civil que estalló 20 días después de crearse la Cruz Roja Argentina. La participación de sus voluntarios quedó plasmada en una editorial del diario “La Prensa”.
Cecilia Grierson (1859-1934)[30] y la Gruz Roja Argentina
Ejerció como maestra en Entre Ríos y Buenos Aires y como dice el autor “cayó bajo la mirada del Director Nacional de Escuelas (Ministro de Educación) que era Domingo F. Sarmiento. No dejó nunca la carrera docente, ni cuando cursaba medicina. A pesar de ser la primera mujer médica argentina (1889) solo pudo ejercer la docencia médica ad honorem, cuando se decidió que fuera rentado, se nombró a un hombre en su lugar. Murió bastante pobre. A su regreso de la III Conferencia Internacional de la Cruz Roja el  delegado de la Sección Argentina de Cruz Roja Argentina, presentó un extenso informe respecto de  las Escuelas de Samaritanas  que derivaban de las creadas por Nightingale. Grierson, estudiante de medicina aún, funda bajo la influencia de este informe, la primera Escuela de Enfermeras de América del Sur en 1886 en el Círculo Médico Argentino.
Trabajó en estrecha relación con la entidad dando cursos de primeros auxilios a mujeres y escribió un tratado de actuación en accidentes. Organizó el servicio de ambulancias de la Asistencia Pública y dotarlas de las campanas de alarma (predecesoras de las sirenas) que hasta entonces solo usaban los bomberos. Fue directora de hogares de enfermeras.

Actividad docente de la Cruz Roja en Argentina
Luego de la primera guerra Mundial  se desarrollaron numerosas actividades de formación de recurso humano  como Escuelas de Enfermería profesional, auxiliares sanitarios, socorristas e higienistas.
1920. El  Consejo Supremo autoriza a Guillermina Oliveira Cézar de Wilde (Fig.3.16), entonces presidenta Comité Central de Damas, a instalar Escuelas de Enfermeras. Fundándola en el barrio de Belgrano, siendo directoras en estas, y en las que se fundaran en el futuro, señoras de sociedad dedicadas a la caridad y profesores médicos quienes elaboraban el plan de estudios de las enfermeras. Al iniciarse seguían los modelos europeos y norteamericanos pero al no haber peligro bélico se adaptó a las necesidades locales y se prefirió formar pocas profesionales pero de muy buena calidad.

Guillermina Oliveira Cézar de Wilde. Durante la presidencia de Juárez Celman(1886-1890)  se casa a los 15 años con el médico higienista y escritor Eduardo Wilde de 45 años.  En 1913 queda viuda en Bruselas  y comienza a trabajar para la Cruz Roja siendo condecorada por Francia por su desempeño en la primera Guerra Mundial. Forma parte del Consejo Supremo del Cuerpo de Enfermeras francesas. A su regreso propició la creación de del Comité de damas de la Cruz Roja,  fundó la escuela de enfermeras de la institución, fue miembro de la Sociedad de Beneficencia, y de la Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas (germen de la futura Federación Argentina de Enfermería). Murió en 1936.
1923. Se crean Cursos de auxiliares sanitarios que eran no profesionales con conocimientos básicos de primeros auxilios medicina preventiva e higiene.


 “Penetración Social usando a las enfermeras” de la Cruz Roja en  Argentina

Poco tiempo después,  médicos (Howard y Lozano) delegados por Argentina a la Conferencia Panamericana de la Cruz Roja sostuvieron que era menester fundar escuelas para producir la penetración social, para dar a las mujeres que siguieran sus cursos los conocimientos necesarios para atender bien a enfermos, siendo a la vez escuelas de solidaridad y de propagandistas de la obra de la Cruz Roja. Llamándolas Samaritanas, válido entonces para toda América.

1928. Escuela de Samaritanas. Bajo la dirección de uno de los médicos (Howard) que propuso la idea. Se fundaron además en Santiago del Estero, San Juan y Mendoza. Internacionalmente no se aceptó el término bíblico de samaritana llamándolas auxiliares de enfermeras. Solo de la escuela porteña egresan en 1931,  70 samaritanas y se inscriben 120 aspirantes.  Los estudios requerían un año de formación no profesional (como auxiliares sanitarios) al principio sobre primeros auxilios, cuidados de enfermos y heridos, puericultura, higiene y anatomía y fisiología. Luego se aumentó a dos años, recibiéndose de enfermeras profesionales. Con habilitación para trabajar en instituciones sanitarias. Aumentando después a tres años.

Howard y Lozano estaban en lo cierto al sostener que el uso de las mujeres enfermeras como chivos de propaganda de la Cruz Roja lograría penetración social.
La sociedad conoce este símbolo donde quiera que aparezca. Pero, en lugar de significar filantropía, asistencia de sanidad militar, objetivo motor que inspirara a sus fundadores en Suiza y Argentina, el símbolo se relaciona a enfermería y a ésta la carga de las características filantrópicas y de sacrificio que la alejan del concepto de profesión.
Los esfuerzos teñidos de “filantropía (viveza) criolla” de algunos médicos de principio de siglo XX (que desconocían el plan revolucionario de Nightingale en la formación de mujeres enfermeras), por las evidencias mencionadas anteriormente, estuvieron orientados a conseguir propaganda gratis realizada por las mujeres (mano de obra barata) en las escuelas que dirigieron.
Si las mujeres se  dedicaban, mediante una instrucción básica, a tareas manuales o prácticas, que en otras épocas realizaban ellos (cuidado de los enfermos), les dejaban tiempo libre para el pensamiento científico y manejo de lo abstracto: puente para obtener el poder intelectual, social y político de la sociedad. Las mujeres enfermeras eran mantenidas así, en lo que Piaget denominaba etapa del pensamiento operativo concreto, esperable en un niño de 7 a 10 años. Creando                        una relación de dominación médica y sometimiento enfermero basado en la minoridad intelectual, sobre todo con los auxiliares de enfermería, que mantiene la enfermería  hasta nuestros días. Se repetía la historia del género en enfermería (Paul, Friedner Roberts, Rawson, Wilde, Lozano, Howard, Gardella). Ellos se quedaron con la fama, las enfermeras con la cruz .

La Cruz Roja en San Luis[31]
En 1887 se funda la Filial San Luis por el Ingeniero Rafael Lacón. En 1947, estando presente el gobernador Ricardo Ortiz y Monseñor Di Pascuo se crea la Escuela de Samaritanas (Auxiliares de Enfermería) y Enfermeras de la Cruz Roja San Luis bajo la dirección del Dr. Alberto Gardella. Todos los cargos eran ad honorem (Dr. Barbeito, Kaimes, Spadaro y Logando) y funcionaba en un local de la calle 9 de julio al 800 entre Rivadavia y Colón (cede del actual Partido Radical). Las prácticas se realizaban en el hospital de Caridad (Falucho y Junín) donde todas las mujeres de la época, aprendían en forma empírica de los médicos y las Hermanas del Rosario y alternaban prácticas de mucama y enfermera,  ganando sueldo de mucamas. Duraba 3 años. Tuvo 5 enfermeras y 2 samaritanas egresadas y luego de 5 años fue cerrada por razones económicas según relato del Dr. Gardella.
La carrera de enfermería en San Luis, duraba tres años y el título de Enfermera de la Cruz Roja Argentina, era otorgado por el Ministerio de Defensa de la Nación[1].

En dicha época comenzaron los brotes de poliomielitis, el doctor Gardella recibió ofrecimientos para desempeñarse en la función pública y es posible que se haya producido en ese entonces un sentimiento de rechazo y “sumisa violencia” a las estudiantes y una resistencia al cambio en el medio sanitario a la llegada de enfermeras con instrucción teórica superior a la formación empírica que recibían en ese entonces.
Esta conducta sigue apareciendo en la actualidad, creando conflictos en el personal de enfermería con la llegada de un nuevo “universitario”. Pero estas última solo son especulaciones, se carece de más información respecto de la vivencia de las 7 únicas egresadas de la escuela de la Cruz Roja en San Luis. Como en toda la historia revisada, los que han escrito han sido los varones no enfermeros, y ellos quienes han organizado y dirigido los destinos de la enfermería.
La formación sistemática técnica o del oficio (auxiliar) se retrasaría casi veinte años con la llegada de Lucia Guanca, la primera enfermera profesional a fines de los años 60.
Recién en 1982 comenzaría la formación técnica (enfermera) en la Universidad Católica.





Reflexión
La socialización en la enfermería profesional implica un aprendizaje de conocimientos, habilidades y una identidad adecuada a funciones específicas que no siempre coincide con la imagen tradicional que la sociedad tiene de la enfermería.
La mayoría de los estudiantes tiene una orientación al servicio a enfermos basada en las imágenes tradicionales, símbolos y significados adjudicados a estos en la historia.
Por el contrario la imagen ideal dada durante la formación define
1) A los  usuarios de cuidados  como persona sana y la conservación de su salud.
2) Ve la relación entre enfermera y usuario como terapéutica y analítica.
3) Enfoca las habilidades de manejo de procedimientos e instrumentos desde la perspectiva de principios de conocimiento que guían la acción.
4) Emplea métodos de razonamiento crítico y patrones de conocimiento enfermero para manejar en forma creativa el conocimiento relacionado con las demandas de los usuarios.
4)      Acepta la responsabilidad de las decisiones y acciones relativas al cuidado del paciente.
El proceso de socialización implica cambios de conocimientos, actitudes, valores y habilidades. Esto produce conflictos y fuertes reacciones emocionales.
El estudiante se encontrará con seis etapas en la fase de socialización educativa
1.      De inocencia inicial: los estudiantes tienen una imagen de lo que esperan llegar a ser y de la forma que deben comportarse, pero las experiencias educativas difieren de sus expectativas. Por ej. Creen que van a poner inyecciones a enfermos y se encuentran con clases de historia de la enfermería acerca del cuidado de personas con necesidades en distintas culturas.
2.      Identificación con otros estudiantes: comparten su sensación de incongruencia entre imágenes tradicionales y expectativas de la universidad. Crisis: Aquí se plantean si siguen o abandonan. Si siguen, pasan a la etapa 3. (Programa,  reglamentos, cronograma, guías de estudio)
3.      Identifican las conductas que se esperan de ellos y muestra por “intuición” su aptitud para la profesión de enfermería. (Trabajos prácticos de aula)
4.      Inicia la práctica de comportamientos esperados a través de la simulación de funciones. (Parciales, trabajos prácticos de laboratorio). Con el tiempo estas conductas pasan a ser parte del sujeto, pero pueden presentarse sentimientos de “estar jugando” y no ser “auténtico con uno mismo”. Crisis: pueden dar como resultado sentimientos de culpa y confusión.
5.      Creciente identificación con modelos profesionales progresistas Los estudiantes dudan entre comprometerse con comportamientos que reflejan la imagen ideal nueva, o seguir pegados a la imagen tradicional que tiene la sociedad más parecida a la enfermería de la edad media. Se espera que la creciente identificación con modelos profesionales progresistas, la creciente habilidad para manejar lenguaje especializado den como resultado el reforzamiento de la nueva imagen profesional, (Prácticas de campo).
6.      Internalización estable del modelo profesional y educativo aceptado.

La resocialización del egresado escapa a los objetivos de este trabajo, pero si el estudiante desea saber qué le espera puede consultar el Cap. 3 Págs.43 y 44 de LEDDY-PEPPER Bases conceptuales de la enfermería profesional.
Todo lo expuesto en el presente capítulo pretende dar al estudiante elementos para emitir juicios críticos y fundados acerca de los acontecimientos que han llevado al distanciamiento entre la imagen tradicional que tiene la sociedad y la imagen ideal de lo que debe ser un profesional de enfermería propuesto en el proceso de socialización educativa o plan de estudios de la carrera.
Se han considerado los aspectos que operan en la construcción del concepto o imagen de uno mismo Imagen, Autoestima, Rol, Identidad, ya se trate de uno como persona, como profesional o como parte de la sociedad.
Se dieron conceptos relacionados con el saber y el poder, la autonomía y la dependencia, la organización y la subordinación, la iniciativa y la obediencia, el ser- para sí y el ser- para- otro, los estereotipos culturales que determinan roles femeninos o masculinos que operan y son fuente de tensiones en enfermería.
Se analizaron los significados de los símbolos diacríticos de la imagen tradicional a fin de comprender como operan los cambios (Por azar, espontáneos, de desarrollo, planificado) en la sociedad a través del tiempo. Estos significados operan desde el exterior de la enfermería, y lo que es peor, a veces influyen desde su interior, internalizando comportamientos tradicionales cercanos a un rol relacionado a género, sumiso, neutro, obediente, acrítico, dependiente, infantil, invisible, preestablecido y reforzado con premios y castigos al que intenta actitudes más progresistas. Este rol es dependiente y construye la identidad de un ser oprimido.
 La enfermera competente no debe tener sexo, comprendiendo a éste  en el sentido cultural de las características atribuidas al género. Debe poseer conocimientos, valores y habilidades para ayudar a las personas a comprender su situación de salud y poder “empoderarlas” para que desarrollen conductas que les permita desarrollarse plenamente.
 Como podemos apreciar en esta primera parte de la definición de la enfermería quedan evidenciadas características femeninas del cuidado, pero además un profesional de enfermería debe tener capacidad para investigar, tomar decisiones, organizar, administrar, asesorar, dirigir y controlar los recursos, personas, entornos que contribuyan a un cuidado de enfermería exitoso. Y esto como hemos visto en el presente capítulo, son funciones tradicionalmente atribuidas al género masculino.
La imposibilidad de revelarse en contra del grupo que ejerce poder y control (médicos) conduce a un ”sindrome de agresión sumisa” “ entre quienes tienen menos autoridad, lo cual da por resultado una “violencia horizontal” manifestada por conflictos con colegas, resistencia al cambio y “odio a su propia especie”, deseo de ser como el opresor y comportamiento rígido en lugar de un liderazgo desde las bases.
Si las enfermeras logran identificarse con la imagen actual de la enfermería podrán identificarse con sus colegas y establecer alianzas que les sirva de mutuo apoyo ante las instituciones que las empleará en el futuro para evitar la sumisión y opresión laboral. Solo la enfermería le dará el poder que necesitan las enfermeras.
El poder de la enfermería esta en:
a.       El conocimiento de sí misma, de los otros y de la realidad social en la que vive.
b.      La voluntad de no aceptar un rol secundario en los cambios que necesita su profesión y su sociedad.
c.       La asunción de la responsabilidad sobre lo que le es propio y el rechazo por asumir responsabilidades de otros profesionales.
d.      La diferenciación de otras profesiones y creación una identidad independiente y visible.
e.       El liderazgo en el cambio de:
·          La imagen tradicional que tiene la sociedad de la enfermera.
·          No permitir que otras profesiones invadan campos de práctica de enfermería.
·          El control de la educación y la práctica por las colegas .
·          Búsqueda de autorregulación y Autonomía profesional.
Recordemos al centauro Quirón (Cap. 2) que poseía la resistencia de las bestias, el razonamiento y sabiduría de los hombres y el sentido del bien de los dioses.

Ejercicio 3.5 Lectura recomendada
Cita según APA: Jinks, A y Bradley, E (2004) Los estereotipos de la enfermera a lo largo de la historia. Nurse Education Today 24(2):121-127 Feb 2004 Blackheath Lane, Reino Unido. http://www.elistas.net/lista/enfermeriajw/archivo/indice/2861/msg/2876/

Las autoras del artículo exponen con elocuencia la procedencia y los efectos que los estereotipos tienen en esta profesión. De forma amena relatan el origen histórico de los mismos, y plantean las necesidades de modificar la asociación de género que esta profesión tiene, a fin de evitar la discriminación de los trabajadores.
 El estudio que comentamos a continuación, examina los cambios en las actitudes relacionadas con el sexo y los estereotipos de enfermería en los estudiantes de esta carrera.
Los orígenes de los estereotipos de la enfermera como ángeles, sirvientas, caballitos de batalla o doncellas, pueden rastrearse desde la segunda mitad del siglo XIX. En ese tiempo la base del poder del cuidado de la salud yacía en el dominio masculino de la profesión médica. En aquel entonces se gestó el estereotipo de "las sirvientas de los doctores", el cual representaba la división del trabajo, poder e influencia basada en diferencias sexuales. La representación de Florence Nightingale como "la dama de la lámpara", un paradigma de dulzura y compasión a través de sus actos acordes a sus creencias cristianas, también sirvió para reforzar los viejos estereotipos de las enfermeras como "ángeles" o "madonnas". Algunos creen que Florence directamente construyó este estereotipo. De todas formas, para el público general, esto se ha traducido en una asociación de la enfermería como una actividad vocacional al estilo "monja religiosa", y quienes la desempeñan no tienen intereses en actividades recreativas o en la familia. De forma similar, el estilo "sirvienta" surgió de una actitud social sobre lo que se consideraban roles apropiados según el sexo. En particular se consideraba que era una profesión que estaba al servicio del hombre médico.
Los estereotipos más modernos como el de "caballito de batalla" o "doncella", se asocian con esquemas e imágenes mediáticas y cambios en la sociedad. Por ejemplo en 1987 se llevó a cabo un estudio observacional sobre los programas televisivos norteamericanos que presentaban a las enfermeras con alguno de estos dos estereotipos. Muchos programas las presentaban como los "caballitos de batalla", pero muchos otros también las ponían como "doncellas", esto a su vez está interconectado con ciertos estereotipos femeninos.
Dentro de esta línea de trabajo, también es importante destacar los uniformes de las enfermeras, los cuales en el pasado han perpetuado el aspecto femenino del papel, más que buscar un atuendo práctico acorde a la actividad.
El presente artículo expone un estudio desarrollado entre los nuevos estudiantes de enfermería, que investigó cuáles eran sus actitudes frente a los estereotipos, y trató de destacar los cambios en las actitudes de los mismos.
Evidentemente el tema de los estereotipos y las consideraciones sexuales respecto del aspecto femenino del cuidado de la salud está un poco fuera de moda. El objetivo original del estudio era desarrollar estrategias educativas y curriculares que desterraran los estereotipos sexuales dado que no otorgan una imagen correcta a las enfermeras y a la enfermería en general. Los resultados indican que ciertos modelos despectivos no tienen repercusión entre los estudiantes, pero sin embargo, algunos modelos muy arraigados aún tienen efecto.
Es por eso que los docentes y los encargados de preparar las currículas de los estudios de enfermería, deben tener en cuenta que los contenidos no pueden seguir ningún estereotipo relacionado al sexo del estudiante. Ya que habitualmente este tipo de modelos ejerce un efecto discriminatorio en el profesional.
Por último las autoras indican que es muy importante que la percepción general del público sea que la profesión de enfermero es una profesión que requiere una gran habilidad y entrenamiento. Los mismos profesionales del sector deben avocarse a reforzar esta imagen a fin de eliminar los prejuicios que se gestan en el imaginario popular.

Ejercicio  3.6   Internalización y acomodación de conceptos nuevos.
a.       Luego de terminar de leer esta reflexión vuelva nuevamente a leer el capítulo.
b.      Revise la resolución de ejercicios.
c.       Escriba dudas para preguntar en clase.
d.      Extraiga ideas que al autor se le han pasado por alto y Ud. considere relevantes. Escriba el número de página si extrae un texto de este capítulo.
(Técnica de refuerzo del Aprendizaje)
Dudas
Texto del Autor
Pág.
Idea suya
Pág.
Fundamento
Pág.
Conteste una de las siguientes preguntas y fundamente

¿Qué factores que han mantenido a la enfermería en un rol secundario respecto de los médicos en los ámbitos de salud?

¿Qué factores se relacionan con enfermeras identificadas con la imagen del médico en lugar de con otra enfermera?


¿Qué debe hacer la enfermera moderna para cambiar la imagen tradicional que la sociedad tiene de ella?


Agregue su pregunta y respóndala con el apunte.


Portfolio: Presente al profesor responsable todos  los ejercicios del capítulo con Portada Idem cap. 2.



[1] Carper B. (1978). Fundamental Patterns Of Knwoing In Nursing. Aces in Nursing Science.
1(1):13-24.
[2] Chinn PL, Kramer M. (1999) Theory and Nursing: Integrater Knowledge Development. 5th  ed. Saint Louis: Mosby.
[3] Benner P, Tanner C. (1987) Clinical judgement: How expert nurses use intuition. American Journal of Nursing; 87(1):23-31
[4] Edwards (2002) Nursing Knowledge: Defining New Boundaries. Nurs Stand. 17 (2):40-44.
[5] Landeros Olvera E. A. (2002). Identificación de los patrones de conocimiento en un incidente Crítico. Horizonte de Enfermería, 13. https://www7.uc.cl/prontus_enfermeria/html/produccion/cienti/Archivos/REV%5B1%5D.%20HORIZONTE%2020021.pdf
[6] Chinn PL, Kramer M. (1999) Theory and Nursing: Integrater Knowledge Development. 5th  ed. Saint Louis: Mosby.
[7] Benner P. (1984). Form novice to expert. Excelence and power in clinical nursing practice. Addison-Wesley. California. [En, de Martha Raile  Alligood y Ann Marriner-Tomey. (1999). Modelos y teorías en enfermería. 6ª ed. Harcourt-Brace. Madrid. Cap. 13.
[8]Chinn P. L. (1995) De los patrones de conocimiento de Carper a las formas de ser: un cambio
ontológico-filosófico  en Enfermería. Advances In Nursing Science. Vol. 18 (1): 1-13. Septiembre.
[9] Duran de Villalobos, M. M (2002). Marco Epistemológico de la Enfermería. Revista Aquichán, 2(2): 7-18.Octubre. Bogotá, Colombia. http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2107428
Durán de Villalobos, M. M. (2005). La Ciencia, la Ética y el arte de Enfermería a partir del Conocimiento personal. Aquichán , 5 (1), 86-95.  http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-59972005000100009&lng=en&tlng=es
[10] Durán de Villalobos MM. (1998).Enfermería: Desarrollo teórico e investigativo. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.

[11] Potter P.A. y Perry A. G. (2002). Fundamentos de enfermería. 5ª.ed. Elsevier. Madrid. Vol 1- Cap 22 y 23
[12] Stevens J. O. (1996) “El darse cuenta”. Cuatro Vientos, Chile.  [En Ireki psicología (¿?).Extracto – resumen. Bilbao]. Recuperado de: http://www.irekipsicologia.com/Articulos/Darse_Cuenta_y_Cambio.pdf
[13] Seguel Vásquez E. (2013). Taller de Autoconcepto y autoestima. Hospital Intercultural de Kalvu Llanka. Recuperado de: http://prezi.com/z8l_amwuirjm/ps-estela-seguel-vasquez/
[14] Schnake A (1995). Los diálogos del cuerpo. Cuatro Vientos, Chile. Recuperado de: http://www.e-bookspdf.org/download/adriana-schnake.html
[15] Sabariego, M., Massot, I. y Dorio, I. (2004). Métodos de investigación cualitativa. En R. Bisquerra (coord.), Metodología de la investigación cualitativa. La Muralla. Madrid. Pp. 293-328.
[16] PAE aplicado a sí mismo. Autoexamen físico; Autoentrevista; simulación de pérdida de motricidad, amputación, ceguera, sordera, obesidad, etc.; Pedido de consentimiento informado, análisis FODA para crear una unidad de enfermería son algunos de los trabajos prácticos significativos puestos en práctica para activar la autovaloración y autoconcepción en el primer y segundo año de la Carrera Licenciatura en Enfermería de la Universidad Nacional de San Luis.



[17] Soto Verchèr, M. M. (2010). Enfermería. Teselaciones para la formación superior.  1ª ed.: Nueva Editorial Universitaria - U.N.S.L., San Luis. CD-ROM. ISBN 978-987-1595-30-3.1. Enfermería. I. Título CDD 610.73. Pp.186-190.  http://www0.unsl.edu.ar/~disgraf/neuweb2/pdf/Enfermeri_a.pdf   
[18] Potter, P. A. Y Perry,  A. G. Fundamentos de Enfermería. Teoría y Práctica. 3ª. ed. Ed. Harcourt. España 1996. P. 381 a 383.
[19] Leddy S. Y Pepper J. M. (1989). Bases conceptuales de la enfermería Profesional. 1ª. Edición en español. OPS-Paltex. Cap.1: Dinámica del desarrollo de la Enfermería Profesional. Pág. 26.
[20] Glenn, (1947) An introduction to Philosophy. St. Louis, B. Herder
[21] Díez Jorge M. E. y Mirón Pérez M. D.  (2004). Una Paz Femenina. Manual de Paz y Conflictos Universidad de Granada http://www.ugr.es/~eirene/publicaciones/eirene_manual.html



[22] Maidana, S. M. Y Malvarez, S. Apuntes del Seminario 5: Historia de la Enfermería. Doctorado en Enfermería. Universidad Nacional de Tucumán 2002. P. 66.
[23] Gilligan C. (1982) In a different voice, Harvard University Press,
[24] Bly R. Iron John (1990) A book about men. Vintage. New York.
Farrell W. (1986) Why men are the way they are. Mc Graw Hill. New York; 
Fine R. (1988) Trubled men: the psycology, emotional conflicts and therapy of men. Jossey-Bass. San Francisco. 
Goldberg H. (1977) The hazards of being mail. New American Library. New York. Shaphiro, S. (1984) Manhood. Putnam. New York
[25] Chaney J. (1993) Sex role identification: psycological type and caring in male therapists, doctoral disssertation. Sain Louis University.
[26] Colliere, M. F. (1993) Promover la vida. Interamericana. Madrid. P. XV.
[27] I Corintios 11, 2-16. La Biblia. Nuevo testamento.
[28] De Corso  L. (¿?) Color,  arquitectura y estados de ánimo. Cátedra: Política de desarrollo y Soberanía Nacional. Arq. Palomeque. Facultad de Arquitectura, Universidad de Morón. www.geocities.com/broadway/orchestra/2595/colarq.rtf
[29] Libro del centenario de la Cruz Roja Argentina 1880-1980. Cruz Roja Argentina. Ed. La prensa. Buenos Aires 1981.
[30] Grierson estudió medicina pues estaba vista mejor socialmente en su época fue preferible para ella luchar contra el sexismo que contra el prejuicio social hacia las enfermeras. Fue una enfermera dentro del cuerpo de una médica.
[31] Soto Verchér, M. M. Trabajos Prácticos sobre Historia de la Enfermería de San Luis. Asignatura Enfermería. Carrera Enfermería Universitaria. Universidad Nacional de San Luis 2003.
        Masilla, L. J., Calle, S. L., Guzzo, A. G. Y Marfil, N. B.: Filántropos.
       De Batista A. S., Di Menza, L. Y Garraza, M. B.: Formación de enfermeras no universitarias.
       Rodriguez Trujillo, P.: Formación empírica.


No hay comentarios: